Desafíos de Chile al 2080

Sentarse a mirar a Chile de aquí al año 2080 fue el ejercicio que La Tercera hizo para celebrar el cumplimiento de sus 65 años presente en la historia del país.

Autoridades, expertos, académicos y jóvenes apuestan por el futuro.

Por M. Sánchez y JP Iglesias.




Pensar en Chile del 2080 fue el desafío planteado a distintos expertos. No constituyó dificultad alguna imaginarse lo que vendrá, pero sí se puso un poco cuesta arriba tratar de identificar cómo el país llegará a convertir en realidad, lo que hoy todavía son sueños, ideas y proyecciones.

La única regla de este ejercicio puesta a cada experto y entrevistado para esta edición especial, fue mirar hacia el futuro sin límites, pero partiendo de la base de como está el país hoy.

La primera pregunta que surgió fue cuántos seremos y según el último informe de población mundial de la ONU en 65 años más en el mundo habrá más de 10 mil millones de personas. Mientras que los chilenos seremos casi 21 millones, con expectativa de vida para los hombres de entre 85 y 90 años y para las mujeres entre 90 y 95 años.

Los jóvenes de hoy, que serán los adultos del mañana, sostienen que una de las preocupaciones que debería existir para que no se transforme en un problema irreversible en el futuro, es el medioambiente. De hecho, los expertos advierten que las disputas mundiales por el agua serán un tema recurrente en los gobiernos y en la población.

Un punto de coincidencia que esbozaron los distintos especialistas consultados es que para que Chile logre cumplir con sus anhelos debe partir ahora con los cambios estructurales, pero de manera integral. Ello, porque cada vez que se ha tenido la oportunidad para dar el salto al desarrollo en estos últimos 65 años “nos hemos hecho zancadillas”, reflexiona el ex presidente de la República, Sebastián Piñera.

Otro ejemplo de cómo abordar los cambios que vienen es imaginando una sociedad moderna como lo destaca el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés. “Algunos creen que el desarrollo pasa por una respuesta breve y artimética: cierto nivel de ingreso per cápita. No estoy de acuerdo”, señala la autoridad.

Más radical aún es pensar en qué educación recibirán los niños del futuro. Aquí se abrió paso de inmediato la postura del creador del concepto “nativos digitales”, Marc Prensky, respecto a que la sala de clases que hoy conocemos no será igual, al contrario, tenderá a desaparecer. Junto a ello, la educación especializada será lo más demandado.

¿Desastres naturales? Son impredecibles, pero sí los expertos tienen claro que el desierto seguirá avanzando así como también que se elevarán las temperaturas y el nivel del mar.

Tampoco quedó fuera la tecnología: estratopuertos, aviones con líneas magnéticas para aterrizajes, acueductos que cruzarán el país y más de 300 astrónomos chilenos serán parte del Chile que camina hacia el año 2080.

El cansino paso al desarrollo

Economistas dicen que en los próximos 65 años el país continuaría explotando sus recursos naturales.

La escasez de agua, la gestión de desastres naturales y el envejecimiento de la población serán los escollos a enfrentar.

Expertos aseguran que se debe crear una sociedad del aprendizaje y del conocimiento para mantener el desarrollo del país

Por Cristina Cáceres Jara

Dar "los pasos correctos" para llevar a Chile a ser un país desarrollado ha sido la consigna de varios gobiernos.

El ex Presidente Ricardo Lagos se planteó como meta 2010 y en el primer gobierno de Michelle Bachelet, el entonces ministro de Hacienda, Andrés Velasco, vio como norte el 2017, en base a un nivel de ingreso per capita similar al de Portugal.

Si bien tras el último Censo de población nuestro ingreso per cápita llegó a US$ 22 mil, muy cerca de los US$ 25 que para algunos marca el inicio de desarrollo, los expertos aseguran que la meta va más allá de los simples números. Para el académico de la U. Católica, Rolf Lüders, ser desarrollado implica "que todas las personas tengan la posibilidad de alcanzar su pleno potencial", lo que implica "un nivel de ingreso mínimo suficiente para cubrir los gastos de alimentación, vivienda, salud, educación y entretenimiento".

Cuando Velasco planteó su meta lo hizo pensando en un nivel de crecimiento sostenido superior a 4,5%, y en este punto las expectativas no son auspiciosas. Un informe realizado por la Dirección de Presupuestos (Dipres) en 2013 estimó que el PIB de Chile al 2050 crecería sólo 2,3%, lo que se explicaría por un alza de 2,8% en la inversión, una productividad de 1,1% y la generación de empleo de 0,6%.

Desafíos

Lüders espera que en los próximos 65 años Chile siga siendo un país "relativamente especializado en la extracción de recursos naturales", y agrega que lo más probable es que los servicios -que hoy aportan cerca del 70% del PIB chileno- sean aún más preponderantes, por su sofisticación.

En este escenario económico, Gonzalo Rivas, presidente del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC), asegura que si bien el cobre seguirá siendo importante, será necesario desarrollar capacidades tecnológicas asociadas con la explotación de minerales "o si no, vamos a condenar a Chile a reducir su ingreso per cápita más o menos 20% o 25%, como pasó en la época del salitre".

A Rivas también le inquieta la escasez de fuentes de generación eléctrica. Asegura que será clave impulsar las Energías Renovables No Convencionales (ERNC). Las autoridades esperan que al 2025, este tipo de energía alcance un 20% de la matriz energética.

El déficit hídrico es otro escollo, pues gran parte de las exportaciones dependen del agua (agricultura, fruticultura, acuicultura, etc.).

Rivas también señala que se debe trabajar en la gestión de desastres naturales, ya que tiene un efecto "muy fuerte sobre la capacidad productiva". El terremoto de 2010 le costó al país unos US$ 30 mil millones.

El cuarto desafío será la capacidad de los servicios, el retail y los seguros para adaptarse al envejecimiento de la población, ligado también al incremento de las presiones migratorias. Ya en 2025 la población de adultos mayores superará la de los niños.

Patricio Meller, presidente de la Fundación Chile, dice que la innovación será fundamental para alcanzar y mantener el desarrollo. Por ello, recomienda "crear una sociedad del aprendizaje y del conocimiento", lo que permitiría aumentar la productividad y diversificar las estructura productiva. Meller también apunta a crear un sector de servicios profesionales para los sectores productores de recursos naturales y, posteriormente, exportar ese tipo de servicio.

¿Un país desarrollado?

Una sociedad moderna

Por Rodrigo Valdés

Algunos creen que el desarrollo pasa por una respuesta breve y aritmética: cierto nivel de ingreso per cápita. No estoy de acuerdo. De hecho, nuestro ingreso per cápita es cercano al de Portugal, que el imaginario de nuestra región considera prácticamente desarrollado.

El error es que el ingreso promedio esconde muchas cosas. De hecho, el ingreso por persona de la clase media en Chile está muy lejos de su equivalente en Portugal. La riqueza material es una condición necesaria, pero lejos de ser suficiente. A mi juicio, este no es sólo un desafío de acumulación, sino también de complejidad, tejido social y distribución de oportunidades.

El desarrollo incluye tener un país bien organizado. El mismo ejercicio en otros países llevaría a temas de primer orden como una institucionalidad estable, seguridad jurídica, cuentas fiscales en orden, inflación controlada, un sistema financiero sano, integración global. En Chile, hoy damos esos asuntos por descontados, pero no podemos descuidarlos.

Por cierto, también incluye tener una red de protección social que acompañe a las personas durante su vida, algo que seguimos buscando fortalecer. Habremos dado pasos importantes hacia el desarrollo cuando los servicios de calidad y oportunos no sean sólo para quienes pueden pagarlos. Y en esa senda, también debemos reducir la vergonzosa desigualdad que tenemos, a través de elevar la calidad de la educación, mejorar el funcionamiento de los mercados, impulsar la innovación y la productividad, y potenciar la participación de las mujeres.

El desarrollo también debe reflejarse en cosas que no siempre son medibles ni se logran con una ley. Por ejemplo, tener más confianza en los vecinos y en el que va manejando en el auto de al lado. En no tener tantas rejas ni guardias, pero sí barrios en que hay diversidad y se celebra una fiesta comunitaria alguna vez.

Nos falta tener menos contaminación y más parques. También que cuando conocemos a alguien, que la conversación no dé cuenta en pocos minutos en qué tipo de colegio estudió. Y que nadie se sorprenda porque una pareja gay se casa y tiene o adopta hijos como cualquier otra familia.

Si somos desarrollados me imagino que las familias, aunque tengan dinero, dudan sobre el lugar donde estudiarán sus hijos, porque al colegio privado van más bien los niños a los que les cuesta seguir el ritmo del colegio público. Y que preferimos el transporte público porque es más práctico. Claro, a esas alturas nadie se demora dos horas y media en llegar a una pega y trabajamos menos horas o desde nuestras casas.

Creo que cuando seamos desarrollados tendremos una sociedad menos ideologizada, con pocos partidos y organizaciones muy representativas. La gente se moverá entre ciudades bastante más que ahora. Y espero que en ese momento la equidad no siga estando en el centro de las preocupaciones, porque los esfuerzos de este gobierno y los próximos por mejorar la calidad de la educación y reducir la desigualdad habrán rendido frutos.

De eso se trata: que tengamos una sociedad más rica, pero también más integrada.

¿Un país desarrollado?

Instituciones para el desarrollo

Por Alberto Salas

A pesar de las dificultades por las que hoy atravesamos, Chile sigue siendo un país exitoso y podemos sentirnos orgullosos de haber alcanzado logros que otros soñarían. La prosperidad de la que gozamos se produjo a partir de un alto crecimiento sostenido en las últimas tres décadas, que nos ha permitido avances tan relevantes como la reducción de la pobreza desde un 45% a un 8% los últimos 30 años, un resultado que pocos países han alcanzado.

Sin embargo, aún somos apenas un país de ingresos medios, y creer que ya logramos un sitial destacado entre las economías del mundo es errado. Aún persisten importantes desafíos, como lograr una efectiva igualdad de oportunidades para todos los chilenos. Por eso, es imperativo que nos mantengamos en el camino del progreso y eso exige crecer sostenidamente por sobre el 5% durante, por lo menos, los próximos 10 años, para alcanzar el desarrollo. De esta manera, cada uno de los chilenos podría acceder a una mejor calidad de vida, con todo lo que ello involucra: mejor ingreso per cápita, salud y vivienda de calidad, un buen empleo, acceso a la cultura y el deporte, seguridad, entre otros.

Para conseguir esta meta, no hay atajos. Necesitamos, por un lado, recuperar el capital social de la confianza junto con mejorar las expectativas; y por otro, avanzar con determinación en las acciones y políticas públicas bien diseñadas que realmente sean pro empleo, pro inversión y pro emprendimiento. Llevar adelante este tipo de iniciativas requiere de un gran liderazgo político, de la colaboración de todos los sectores y de la búsqueda de grandes acuerdos que permitan legitimar los resultados.

Dentro de las tareas necesarias para reactivar y dinamizar la economía está la de mejorar nuestra productividad, la cual constituye un vehículo clave para sostener el crecimiento alto e inclusivo. Las cifras son decidoras: entre 1986 y 1997 el crecimiento fue levemente superior al 7% y el aumento de la productividad total de factores aportó más de dos puntos porcentuales anuales a este resultado. Entre 1998 y 2014, en tanto, la productividad prácticamente se estancó y el crecimiento de Chile se redujo del 7% anual a alrededor de 4%. Hoy, en que la productividad por hora trabajada en nuestro país es un tercio de la de Estados Unidos y menos de la mitad del promedio Ocde, el desafío es enorme, y si no lo sorteamos con éxito, no vamos a poder crecer.

Mejorar la productividad depende en gran medida de los avances pendientes en la calidad de la educación, la mejora de la capacitación y la modernización del mercado laboral, de modo de contar con personas con la mejor preparación para el trabajo, con las positivas consecuencias que ello trae en el surgimiento de mejores opciones laborales y la superación de las desigualdades.

El crecimiento y la productividad requieren, entonces, de la existencia de instituciones estables, modernas y confiables, que generen los incentivos y oportunidades apropiadas para las personas y las empresas. Asimismo, es fundamental el rol que juega el Estado en materia de institucionalidad regulatoria, procurando que los distintos organismos regulatorios cautelen los intereses de la sociedad y sean instituciones eficientes y debidamente coordinadas entre sí, de manera que no se transformen en un obstáculo insalvable o dilatorio para concretar proyectos.

Crear y mantener las instituciones para el desarrollo exige mucha responsabilidad y seriedad que permitan resistir la tentación de la vía fácil para probar el sabor de la prosperidad, que dura poco y finalmente provoca cuantioso daño. Por su parte, las empresas tenemos un importante papel que jugar, cumpliendo exhaustivamente con el marco regulatorio, siendo capaces de innovar, de ser inclusivas y sustentables, en un contexto de máxima transparencia e incorporación de valores en nuestro quehacer.

Los desafíos de tener un Chile más educado

Implantes cerebrales que potenciarán la capacidad de aprendizaje, salas virtuales y el incierto futuro del a escuela como eje central de la enseñanza, en un país cada vez más culto, son algunas de las proyecciones que hacen tres destacados expertos sobre el Chile en 2080.

Por Michel Nahas B.

¿Hay espacio para las escuelas en el futuro?

por Pedro Hepp

Hace 65 años, en 1950, Facebook o las impresoras 3D eran impensables, por lo que una reflexión para el año 2080 sobre educación y tecnologías es mejor encararla con más fantasía que fundamentos.

Con los avances en ciencias cognitivas, en 2080 se sabrá más cómo aprende cada persona y tal vez la escuela no seguirá organizada como hoy y como hace 65 años, en cursos con niños de la misma edad, aprendiendo todos lo mismo, al mismo tiempo y de la misma forma. Y si hoy ya usamos tecnología en nuestros cuerpos (lentes, audífonos, marcapasos, prótesis), a futuro incluiremos más para reparar y aumentar nuestras capacidades naturales. Será revolucionario el uso de los pensamientos, abriendo posibilidades insospechadas para la comunicación entre personas, con objetos y con otros seres vivos. Imagino que internet será pronto superada y que las nuevas redes serán más inteligentes y capaces de cultivar una gran matriz de aprendices y maestros humanos y virtuales.

Imaginemos dos personajes en el año 2080, Elea de ocho años y su bisabuelo Bau de 108. Ambos viven en un valle cordillerano junto a otras familias, tienen intereses similares y se han propuesto aprender juntos a construir un dron de la época en que Bau era niño. Elea no gusta de la tecnología, aunque tiene implantes cerebrales que conecta sólo para manipular y comunicarse con los artefactos de su casa con sus pensamientos y algunos amplificadores de su oído, olfato y visión, pues le encanta escuchar el germinar de las semillas, oler desde su pieza las flores del valle y ver las lunas de Júpiter durante sus eclipses. Su bisabuelo, en cambio, es fanático de la tecnología, varios de sus órganos son prótesis y la parte bioelectrónica de su cerebro se hiperconecta con sus amigos del mundo un par de horas cada día. Pocos se conectan más que eso, pues disfrutan más del mundo real.

En la mañana, ambos se reúnen en una habitación inteligente, la que convoca a maestros especialistas, humanos y virtuales, para aprender sobre aviación e historia. También integran a otras personas selec-cionadas por la habitación, interesadas en proyectos similares. Un grupo en el Polo Sur quiere reparar un dron que cayó hace décadas allá y otro grupo en el Sahara trabaja en un micro dron intrauterino. A todos se les enseña lo que necesitan a partir de lo que ya saben y de la forma particular en que cada uno de ellos aprende. A Elea le gusta visualizar los conceptos de forma concreta y Bau prefiere entender la física de la aviación en abstracto.

En la tarde, Elea visita con su holograma los museos de aviación del mundo y practica con algunos drones estacionados en la luna. Mientras, Bau obtiene de ScienceNet la información para diseñar las piezas del dron, las que imprime en su hiperprinter.

Al final del día, los tres grupos prueban a distancia las creaciones de los demás y comentan cómo han disfrutado aprendiendo y el rigor que pusieron en ello. Se ríen del viejo dron de Elea y Bau, pero alaban que pueda volar, y los nuevos amigos del Sahara les ofrecen una vista espectacular del útero de una delfín embarazada.

Más demanda de técnicos con mayores competencias.

por Ricardo Paredes

Con un ingreso per cápita en 2080 al menos 200% superior al actual, los cambios en la demanda y la estructura de consumo de la población habrán sido notorios desde antes. La recomposición de la demanda hacia bienes “superiores”, como el arte, esparcimiento y cultura, harán que la jornada laboral sea sustancialmente menor y, con ella, los requerimientos de productividad laboral, más altos.

La contribución a la productividad de la educación superior técnico-profesional se producirá haciendo de los técnicos un complemento de los universitarios. El profesional universitario estará más volcado al desarrollo conceptual y general de productos y procesos, y el hoy llamado técnico, al desarrollo específico y a la implementación de nuevos productos y procesos.

La estructura productiva será diferente y funcional a ese aporte. Una ventaja de la estructura industrial hoy está dada por la escala de las empresas, la que, a su vez, responde a la necesidad de estandarización. Esas ventajas han de desaparecer, porque se generarán medios para hacerlo sin necesidad de la escala. El desarrollo de la pequeña y mediana empresa en países como Italia, y hoy masivamente en países asiáticos, demuestra que ellos son un eslabón de una cadena de excelencia. Así, la necesidad de técnicos que desarrollen e implementen tecnologías y procesos de altísima sofisticación a nivel de la empresa pequeña y mediana será clara y repercutirá en altas remuneraciones.

La enseñanza en el nivel técnico superior será también diferente, no sólo por afectar a alumnos egresados de la enseñanza escolar con mayores competencias de comunicación y analíticas. La necesidad de un perfil de altísima competencia en innovación y capacidad de adaptación requiere pasar por materias nuevas, centradas en la creatividad y la adaptabilidad. Materias como comunicación y lenguaje tendrán un perfil diferente, porque parte fundamental de la comunicación profesional y productiva tendrá otra forma. Los cursos de inglés serán parte del pasado, sustituidos por aparatos traductores de altísima confiabilidad y rapidez. Necesitaremos sí la enseñanza de “lenguajes universales”, partiendo por el de medios audiovisuales y tecnológicos, que permitan identificar relevancia en la búsqueda por una nueva internet, capaz de dejarnos disponibles todos los contenidos que se generen en el mundo en pocos segundos.

El diseño de las aulas será también distinto. La sustitución de la salas por espacios comunes para la interacción están ya a la vuelta de la esquina. La enseñanza en la instancia de trabajo, no necesariamente un mismo lugar físico, será posible a través de seguimiento del alumno, menos en el aula, más en la formación literalmente continua, día a día, por medio de una conectividad completa y con contenidos de alto valor.

La estructura de las clases será modular y la coexistencia de clases mundiales (dictadas desde centros de excelencia), con el componente nacional volcado en la implementación y práctica.

Enseñar a todos, todo, totalmente.

por José Joaquín Brunner

En el próximo futuro, la educación superior o terciaria comenzará en torno a los 25 años de edad. Hasta ese momento la formación será general o básica, ocupándose del desarrollo de capacidades claves, como el dominio y uso de información y conocimiento que circularán por las múltiples redes digitales del universo post internet.

La formación en especialidades y dominios específicos post educación general se prolongará a lo largo de la vida. Estará entretejida con actividades laborales, de consumo cultural, comunitarias y de participación en variadas redes formales e informales. No será rígidamente curricular, sino de trayectorias elegidas por las personas, de carácter modular y verificada mediante pruebas y demostraciones de diferente naturaleza. No habrá nada parecido a un título o grado, sino una sucesión de microcertificaciones que podrán combinarse para efecto de crear portafolios de saberes/competencias/experiencias. Estos portafolios estarán disponibles en las redes y resumidos en una suerte de pasaporte electrónico individual que mostrará el ingreso y salida de las diferentes zonas formativas recorridas.

La educación será, ante todo, autoaprendizaje. No estará limitada por la estrecha perspectiva de las profesiones ni por los intereses de las disciplinas académicas. Tendrá momentos de alta exposición a procesos masivos de formación vía cursos abiertos en línea (MOOCs de quinta generación) y momentos de soledad y aislamiento que recordarán la tradición monástica de estudios. Habrá más mediaciones virtuales que clases presenciales; mas práctica clínica en todas las actividades formativas que mero consumo de información; más formas diferentes de coaching e inmersión que mera asistencia a lecciones frontales.

Las oportunidades de aprendizaje se organizarán reticularmente y no serán el monopolio de universidades e institutos técnicos. Habrá una amplia gama de instancias formativas; las organizaciones proveedoras operarán en su mayoría como fundaciones público-privadas sin fines de lucro o como empresas comerciales. Habrá unos pocos proveedores masivos de alcance global, como la universidad Google, UTed y la red del Instituto Técnico ADN-Watson/Crick. Los demás conformarán un tupido entramado de instancias locales y regionales, academias, servicios de integración, unidades de información vocacional, centros pedagógicos comunitarios, interfaces logísticas, parques de ciencias sociales, talleres místico-educacionales y de psicodinámica propedéutica, museos y archivos de humanidades, institutos Confucio de cultura, e-practicum colaborativos, entrenamiento para el desempeño mental avanzado, tutores electrónicos personalizados y la ominosa ‘analítica del aprendizaje’ y ‘algoritmos predictivos del aprendizaje’ que -cual sombras- nos acompañarán a todas partes informando minuciosamente sobre nuestros procesos socializatorios, destre-zas, integración tecnológico-culturales, alfabetización en diversos lenguajes y códigos simbólicos. Habrá llegado entonces a hacerse realidad el sueño de Comenius (1592-1670): omenos omnia omnino docendi, “enseñar a todos, todo, totalmente”.

¿Riesgos que nos esperan? Uno, el del panóptico formativo, en que todo ese edificio de redes termine construyéndose de modo tal que su parte interior -es decir, aquella ocupada por los hijos de nuestros hijos y generaciones venideras- pueda verse y monitorearse desde un solo punto; el itinerarium mentis de cada quien puesto al desnudo. No habría lugares no-educativos donde vivir o guarecerse de tanta luz. La sobresocialización y el control totales -leves, blandos, implacables, desde la cuna hasta la tumba- serían la regla. El otro, el riesgo de la desigualdad entre aquellas personas masivamente formadas dentro de esa máquina electrónica universal, una pesadilla ilustrada, y las elites que continúan educándose bucólicamente, cara a cara, en contacto con la naturaleza y los viejos libros, bajo la regla de los antiguos maestros, escrutando el cielo y las estrellas y planteándose las preguntas elementales sobre el laberinto del mundo y el paraíso del corazón.

Entrevista a Marc Prensky

"Las salas de clases como las conocemos desapareccerán"

por Juan Paulo Iglesias

"¿Cómo debemos llamar a los estudiantes de hoy? Algunos se refieren a ellos como los N-gen (por Net) o D-gen (por digital). Pero la designación más útil que he encontrado para ellos es Nativos Digitales. Nuestros estudiantes hoy son todos hablantes nativos del lenguaje de los computadores, los video juegos e Internet", escribió Marc Prensky en un artículo publicado en octubre de 2001 en la revista On the Horizon. Desde entonces el término "nativos digitales" se convirtió en un concepto recurrente para hablar de las nuevas generaciones y de su proceso de aprendizaje. Un término que marca un antes y un después de la era de Internet en el mundo.

Autor de cinco libros, decenas de artículos en distintos medios y recurrente invitado a debates sobre educación en la televisión estadounidense, Prensky lleva más de cuarenta años dedicado al tema y como consultor ha apostado por el uso de la tecnología y los videojuegos en el aprendizaje. Hoy, el autor de Teaching Digital Natives, que partió como profesor en una escuela de Harlem , es una de las voces más reputadas en el tema en Estados Unidos. Desde su oficina en Nueva York, contestó a La Tercera algunas preguntas proyectando los cambios que enfrentará la educación en el futuro.

Usted plantea que es necesario cambiar la forma en que los niños aprenden actualmente. ¿Por qué cree que es necesario hacerlo?

No es nuestro concepto de "aprendizaje" el que tiene que cambiar, es nuestro concepto de "educación". Aprender es sólo un medio para el verdadero objetivo de la educación que es "llegar a ser". La razón por la que educamos a nuestros hijos es para que puedan ser buenos, capaces, personas que mejoren el mundo, en cualquier área que les interese, sea académica, deportiva, artística, económica o cualquier otra. Como mundo nos hemos centrado demasiado en los medios (aprender) y no en el objetivo (llegar a ser). Esto necesita cambiar. Como educadores debemos ayudar a nuestros niños a convertirse en los adultos que queremos que sean y que ellos quieren ser. Y si bien el aprendizaje es, sin duda, un medio para llegar a ser, un medio mucho mejor son las habilidades para el mundo real. Las habilidades para el mundo real es lo que necesitamos introducir en nuestras escuelas y no sólo mejorar los logros académicos.

Usted creó el concepto de nativos digitales.¿Cuán diferente es la forma de aprender de esos nativos digitales con los que no lo son?

El concepto de nativos digitales muchas veces se ha malentendido. El concepto no es sobre aprendizaje, o como las personas aprenden. No es sobre tecnología y qué pueden hacer los jóvenes y los viejos con ella. Es sobre cultura. Los adultos de hoy -la última generación pre internet del mundo- fueron criados en una cultura y en un mundo pre digital. Sus principales actitudes y creencias fueron formadas en esa cultura. Pero luego tuvieron que aprender a vivir en una nueva cultura -el mundo digital. Por ello, los adultos de hoy son producto de dos culturas, lo que es, en cierto sentido, confuso para ellos. Pero los jóvenes de hoy -los nativos digitales- sólo conocen una cultura -el mundo digital. Ellos no comparten muchas de las actitudes de la cultura anterior (p.ej. hacia la tecnología, privacidad, propiedad y muchas otras cosas). Sólo pertenecen al periodo digital del mundo. Esto es lo que los hace Nativos Digitales.

¿Cómo cree que debería ser la educación dentro de 50 o 60 años?

Creo que lo que está surgiendo en el mundo es un "nuevo paradigma" para la educación. El viejo (y actual) paradigma es "aprendizaje y logros personales". Es muy académico e individual. El paradigma que está surgiendo es "convertirse y aprender para el mundo real". Es más que sólo académico. Es sobre educar a "la persona en su conjunto". Va mucho más allá del "hacer" que John Dewey y otros promueven para la acción en el mundo real.

El hecho de que no tengamos a nuestros jóvenes aprendiendo para el mundo real como el eje de nuestra educación hace que se pierdan muchos recursos en el mundo. Hoy, nuestros hijos están increíblemente empoderados para actuar en el mundo, comparados con generaciones pasadas. Ayudarlos a hacer eso no es explotarlos si no que es liberar su potencial para mejorar el mundo. Hoy nuestros niños están ansiosos de hacer esto y están cansados de estar atrapados en el viejo paradigma. Creo que en el futuro tendremos una educación más práctica, donde cada joven será capaz de desarrollar plenamente todas sus capacidades a través de proyectos para el mundo real y dejarán la escuela con un currículum quemuestr sus habilidades para el mundo real y un profundo conocimiento y capacidades derivadas de los proyectos realizados durante esa etapa. No perderemos nada, sólo ganaremos si hacemos que esto suceda.

¿Será una educación donde las redes sociales jugarán un rol importante?

Por supuesto, las redes sociales tienen hoy un rol muy importante en el mundo. Pero todavía estamos en proceso de aprender cómo usarlas bien y en forma efectiva para cumplir nuestros objetivos.

Facebook, con 1/5 del mundo entre sus miembros, es el primer gran experimento de la humanidad para aprender cómo podemos funcionar mejor como nodos en una red mundial. En las próximas décadas, sin duda, veremos algunos "tripiezos", pero también veremos enormes cambios positivos, a medida que cada vez más cosas que las personas antes hacían de otras maneras se podrán realizar digitalmente, incluyendo conectarse y trabajar con otros.

¿Cómo cree que funcionarán las escuelas en el futuro? ¿Piensa que existirán las salas de clases como las conocemos hoy?

Las escuelas son útiles para muchas cosas, hacer que los niños se junten en un lugar les permite trabajar e interactuar en grupos de tamaños diferentes y darles seguridad mientras sus padres trabajan. Pero la sala de clases -que reúne a 20-40 niños en un espacio cada día con un profesor- ha superado su utilidad. Es una medida anticuada que ahorra dinero para cosas que ahora podemos hacer de manera distinta y más individualizada.

Los grupos en los que los niños necesitan participar son más fluidos y de tamaños distintos y ahora están en el mundo entero. Por eso, creo que la sala de clases desaparecerá y espero que suceda pronto. Construir nuevas escuelas con salas de clases fijas es como construir embarcaciones con velas -dejó de ser una buena forma de educar, comparado con las alternativas disponibles. Todavía necesitamos buenos profesores, pero no para enseñar contenidos en las salas de clase. Los necesitamos para que ayuden a nuestros hijos a aprender cosas que sólo pueden aprender de las personas, por ejemplo, respeto, empatía, motivación y pasión. Necesitamos que guíen a nuestros hijos para que se conviertan en personas buenas, capaces y que mejoren el mundo.

¿Qué temas aprenderán entonces los niños en las escuelas del futuro?

Cada niño en el mundo necesita ser capaz de pensar eficazmente, actuar eficazmente, relacionarse efectivamente y cumplir efectivamente aprovechando al máximo sus habilidades. Por lo tanto, la principal materia de las escuelas debería ser Pensamiento Eficaz, Acción Eficaz, Relaciones Eficaces y Logros Efectivos aplicados a proyectos específicos y reales.

Estas cuatro áreas centrales pueden descomponerse en varias sub áreas (p.ej. Planificación de proyectos para la acción) todos los cuales pueden practicarse y aprenderse a través de proyectos reales. Lo que los estudiantes necesitan saber sobre nuestras actuales materias -matemáticas, lenguaje, ciencia, ciencias sociales, arte. Humanidades- es más individual y lo que les enseñemos de eso debe ser muy personalizado, basado en las pasiones y capacidades de cada estudiante. Podemos llevar a cabo esa individualización mientras enseñamos pensamiento, actuación, relaciones y logros eficaces en forma universal.

¿Cuánto tiempo cree que tomará este proceso de cambio y de qué manera afectará a la sociedad y a la economía en el futuro?

Estamos pensando en un cambio que probablemente tomará varios años, a velocidades diferentes en lugares diferentes. Pero como todo en nuestro acelerado mundo actual, es probable que suceda más rápido de lo que podemos pensar, principalmente debido a presiones desde abajo hacia arriba.

Si somos capaces de cambiar nuestra educación desde los logros académicos a las habilidades para el mundo real lograremos mejorar un poco el mundo. Hoy los jóvenes son los mayores recursos no usados del mundo y podrían fácilmente estar haciendo de todo, desde preservar nuestra herencia a enseñar y ayudar a otros hasta construir infraestructura digital.

Si seguimos perdiendo estos enormes recursos, como lo estamos haciendo ahora, progresaremos muy poco.

¿Lograremos ser más iguales?

Mientras más desiguales son los países, más desconfianzas se producen en los distintos estamentos”, afirma el padre Andrés Moro, vicario de la Pastoral Social Cáritas del Arzobispado de Santiago, en un primer acercamiento a la brecha de ingresos que existe en el país.

Y es que si bien la pobreza en Chile ha retrocedido en los últimos 40 años, la desigualdad y la inequidad han aumentado, advierte el prelado.

De acuerdo a datos del PNUD, “la proporción de personas en situación de pobreza extrema disminuyó desde 10% en 1990 a 3,4% en 2000 y a 1,5% en 2009”, superándose la meta de Desarrollo del Milenio, que tenía entre sus objetivos bajar a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas con ingresos inferiores a un dólar por día.

Según la última Casen, correspondiente a 2013 y que incorporó cambios en la medición como la variable multidimensional, la pobreza en el país baja de 22,2% en 2011 a 14,4%, mientras que la extrema pobreza lo hace desde 10,9% a 7,8%.

Sin embargo, señala el Ministerio de Desarrollo Social, “los resultados de la Casen 2013 confirman un alto y persistente nivel de desigualdad de ingresos, cuya reducción sigue siendo la tarea pendiente del país”.

De hecho, los indicadores de distribución del ingreso muestran que el 10% más rico de la población recibe 29,1 veces lo que percibe el 10% más pobre por ingresos autónomos (sin transferencias). Mientras que en los ingresos monetarios la relación es de 17,1 veces.

“Por lo general, en la discusión de desigualdad confundimos desigualdad con la discusión de los mínimos. Generalmente, lo que más nos molesta es que las personas no tengan qué comer, ver un niño pidiendo plata en la calle o la falta de acceso a más oportunidades”, dice Paulina Henoch, investigadora del Programa Social del Instituto Libertad y Desarrollo (LyD).

¿Es posible reducir la desigualdad en Chile? Para Henoch y Moro es factible, pero para ello aún hay tareas pendientes.

“Lo que se puede hacer son políticas focalizadas en la población más marginada. Entregar herramientas que perduren y les permitan traspasar ciertas barreras, como que los adultos de un hogar tengan un empleo permanente, que los niños estudien (evitar la deserción infantil) y que estos menores accedan a más estudios”, dice la economista de LyD.

Henoch precisa que cuando las crisis económicas o la desaceleración económica ocurren, la población más afectada es la más vulnerable, “por lo que las políticas sociales bien focalizadas toman un mayor sentido”. De ahí que hay que poner atención a lo que ocurrirá este año, en que se espera un crecimiento en torno a 2,5%, e incluso menos.

Moro, en tanto, plantea que hay que trabajar en dos niveles. “Hay un nivel de proyecto país que tiene que ser asumido por los gobiernos de turno y especialmente por los poderes del Estado. También hay un nivel personal, de producir solidaridad”.

En ese sentido, destaca que “si no nos hacemos responsables de que estamos todos conectados, y que somos todos responsables unos de otros, es muy difícil cambiar las condiciones de desigualdad e inequidad que hay en el país”. A su juicio, una cultura individualista, marcada solamente por la economía, pareciera que mata más que construye.

“Los escándalos de los últimos meses, tanto a nivel financiero y económico como a nivel político, destruyen las confianzas. Al destruir las confianzas profundizamos las inequidades, porque creemos que haciendo el camino corto de la corrupción, la triquiñuela, de los lazos familiares, podemos adelantar camino. Eso destruye, deja cada vez más vulnerables e invisibles a los más pobres y excluidos”, sentencia Moro.

Los grandes núcleos urbanos que surgirán

Aparición de nuevas áreas metropolitanas, desaparición de pueblos pequeños y desarrollo de localidades mineras. Estas son algunas visiones que tres expertos en urbanismo tienen sobre la evolución de las ciudades chilenas. Todos concuerdan en que el futuro se deberá contar con un nuevo modelo de gestión.

Por Benjamín Blanco y María Paz Núñez.

¿Qué pasará con las ciudades?

Planificación para fines de siglo

por Jonathan Barton

Imaginar el Chile de 2080 plantea el mismo ejercicio que si en 1970 se hubiese intentado proyectar lo que ocurriría en 2015. ¿Qué hubiéramos esperado en 1970? ¿Un Chile sin internet, sin migrantes latinoamericanos, sin las exportaciones de salmón, vino, fruta y celulosa que surgieron después? ¿Sin dictadura?

La planificación estratégica urbana requiere que reflexionemos sobre lo que viene e implantemos nuestras utopías por sobre un futuro determinado por el devenir.

Así, en 2080 se puede esperar que un 95% de los chilenos viva en ciudades, con una mejor distribución entre centros urbanos. Existirán más metrópolis, entre las que se cuentan a Antofagasta, La Serena-Coquimbo, Temuco-Padre Las Casas. La inmigración aumentará, mientras que la tasa de fecundidad chilena se mantendrá estancada. Si Chile no rompe con su base feudal de estructura social, las ciudades serán altamente segregadas y violentas. Si la quiebra, abrirá camino a una sociedad inclusiva. Eso implicará, por supuesto, un cambio profundo en las instituciones políticas nacionales, regionales y comunales. Un sine qua non de esta transformación: alcaldes mayores en las ciudades metropolitanas.

Y el ruido atrás: el cambio climático. Menos agua y mayores temperaturas en verano. Ciudades agrícolas, como Curicó y Talca, tendrán que liderar en innovación en riego y selección de especies. Sin embargo, habrá una cara más feliz.

Las ciudades chilenas en 2080 tendrán mejores sistemas de transporte público integrado, con menos proporción de viajes en automóvil privado. El modelo no será ni europeo ni 'americano', sino chileno: diseñado por los climas, topografías, morfologías y contextos socio-económicos de cada ciudad. La calefacción y cocina con leña, la carreta versus el bus a gas, las casas casi sin aislación frente a los extremos de clima: todos ejemplos de las que serán las memorias urbanas de la vida en 2015.

Nadie conoce el futuro urbano, pero hay dos opciones: esperarlo y tratar de regular lo que pasó, que es caro y poco eficaz; o anticiparlo, orientarlo, planificarlo. Entre 1970-2015, la planificación estratégica urbana ha sido notable por su ausencia. Durante el periodo 2015-2080, estamos dispuestos a seguir jugando al 'urbanismo de casino', ese que apuesta por el premio mayor: ciudades sustentables.

¿Qué pasará con las ciudades?

Las urbes hacia 2080

por Iván Poduje

Con el dinamismo que presentan nuestras ciudades, es casi imposible anticipar como serán en 65 años más. Un ejemplo es Santiago cuya tendencia a crecer en extensión se rompió contra todo pronóstico en la última década, transformando al departamento en la vivienda preferida de los santiaguinos. No es claro que esta situación se mantenga en el futuro. Los planes reguladores han limitado la edificación en altura y los precios del suelo han subido a tal punto, que Santiago podría volver a extenderse, tragándose a Buin, Melipilla, Curacaví y Til Til.

Si ello ocurre, el radio de la ciudad aumentaría de 18 a 45 kilómetro, lo que obligará a contar con sistemas de transporte masivos en un plazo relativamente breve, lo que será posible solo si tenemos gobiernos metropolitanos que no requieran la venia de decenas de alcaldes y ministerios para mover una piedra.

Los trenes y tranvías recuperarán protagonismo, ya que además serán claves para reducir la contaminación del aire. Esta nueva malla impulsará la construcción de varios nodos de intercambio como la actual Estación Central, que se integrarán con una red de Metro tres veces más extensa, donde los buses serán solo alimentadores como lo anticipó el Presidente Lagos.

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También existirán trenes rápidos, con carga y pasajeros, hacia San Antonio y Valparaíso acercando un borde costero de 80 kilómetros de largo que será el gran frente de recreación de los capitalinos. Quizás entonces Santiago sea por fin una ciudad con mar, al tener nuevos barrios entre Papudo y Santo Domingo.

En el resto de Chile las tendencias de metropolización debieran consolidarse, así que el escaso crecimiento de la población se concentrará en pocas ciudades, privilegiando aquellas con atributos ambientales y económicos como La Serena-Coquimbo, el Gran Valparaíso y San Felipe-Los Andes.

En 2080 la leña será finalmente reemplazada por gas, y ello aumentará el atractivo del sur para escapar de la desertificación generada por el cambio climático, lo que debiera motivar migraciones hacia ciudades rodeadas por lagos y bosques, conectadas por trenes y nuevas carreteras como el Gran Concepción, Valdivia o Puerto Varas. La gran amenaza se producirá en los asentamientos humanos del centro norte, que podrían ser las nuevas ciudades fantasmas del Salitre, sino se ejecutan inversiones para dotarlas de agua, empleo y calidad de vida, además de medidas para reducir las amenazas generadas por desastres naturales.

Los socios comerciales del futuro

La creciente clase media en el mundo abre nuevas oportunidades para Chile. Ciudades de China como Shenzhen; Los Angeles, Asean y Africa están en la mira. Agregados comerciales en esos puntos del mundo detallan la demanda.

Por Pamela Fierro.

China

El mañana de Chile con el gigante de Asia

por Hernán Jaramillo, agregado comercial de Chile en Guangzhou, China

"China es tan grande y diversa, que entenderla sólo analizando su PIB y población en términos globales, enceguece las oportunidades que se pueden encontrar allí", dice el agregado comercial de Chile en Guangzhou, Hernán Jaramillo, quien destaca tres factores macroeconómicos: urbanización, aumento del consumo local y desarrollo de las ciudades interiores.

A su juicio, los análisis deben orientarse al crecimiento del poder adquisitivo y consumo chino, componentes que serán la base del PIB en China para el 2025 (sobre el 50% del PIB), dominado por provincias y ciudades al interior.

Esta reestructuración lleva al mundo comercial a considerar tres factores. El primero es la complejidad y diversidad del mercado, ya que hoy existen 10 megaciudades, cada una con entre 30 y 50 pequeñas ciudades y sus respectivas cultura y dinamismo. El segundo es la gran competencia en productos y servicios. Lo último es el e-commerce, estratégico para sumar nuevos consumidores sobre todo del interior, quienes tienen un porcentaje de consumo a través de estas plataformas superior a ciudades ya desarrolladas.

Explica Jaramillo, "para Chile este es el momento ideal para iniciar la penetración en ciudades de alto potencial como Shenzhen, Kunming, Nanjing, Chengdu, Chongqing, Wuhan, Hangzhou, y otras. Ciudades que esperan aún una movilización rural de 400 millones de chinos en los próximos 15 años". Añade que a los cambios de consumo, se suman las inversiones, pues las empresas chinas tienen gran interés en invertir en infraestructura de América Latina y Chile.

Africa

Con los ojos en el tercer continente

por Lucio Parada, representante comercial de Chile en Casablanca, Marruecos

Si bien nuestros principales socios comerciales hoy están en Asia, Europa, Norteamérica y también América Latina, con tasas de crecimiento constantes en el largo plazo, a juicio de Lucio Parada, representante comercial de Chile en Casablanca, Marruecos, "tenemos un continente completo por explorar: Africa".

En la última década la expansión continental promedio del PIB superó el 5%, y se espera que se mantenga o crezca; además en los últimos años, Africa ha sido estable en política y economía. Este escenario generará una mayor clase media, con acceso a nuevos patrones de consumo, creando múltiples oportunidades para Chile.

En agroalimentos, podrán crecer los envíos de frutas, vinos y productos del mar; en manufacturas, equipos para la industria alimentaria, insumos mineros, productos de madera, farmacéuticos e insumos médicos, entre otros, detalla.

Los envíos de bienes se han triplicado en la última década, pasando de US$ 94 millones en 2004 a US$ 313 millones en 2014.

"El gobierno está trabajando para facilitar el acceso y las condiciones de entrada a Africa: este año se instaló la primera representación comercial de Chile en el continente, en Marruecos, en conjunto con la Alianza del Pacífico", explica.

Parada destaca que sobre 20 empresarios han participado en ferias en Argelia (mayo) y Sudáfrica (junio), otra misión visitó Angola y Ghana, y en octubre una misión empresarial visitará Marruecos, Argelia y Egipto. La clave: estrechar lazos de confianza entre empresarios chilenos y locales, mediante mejor conocimiento de los mercados e identificación de socios.

ASEAN

Elevar la oferta para el sudeste asiático

por Diego Osses, agregado comercial de Chile en Tailandia

Más allá de su atractivo turístico, el Sudeste Asiático tiene varias de las economías más dinámicas del planeta y una ubicación estratégica, y se agrupan en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Este grupo lo integran 10 países, que en conjunto suman 625 millones de habitantes y forman la 8ª economía del mundo (un PIB de US$ 2,4 billones (2013), y con tasas de crecimiento en torno a 5%.

Chile ya posee acuerdos comerciales con cuatro de ellos: Singapur, Brunei, Malasia y Vietnam; pronto entrará en vigencia el acuerdo con Tailandia; ya inició negociaciones con Indonesia, y se evalúa Filipinas, lo que a juicio de Diego Osses, agregado comercial de Chile en Tailandia, "nos permiten mejorar aún más la competitividad de nuestra oferta".

Aclara que en ASEAN son fuertes productores de alimentos y ávidos importadores de materias primas para uso industrial. "Sin embargo, dado el aumento de su poder adquisitivo y la sofisticación de su consumo, hay grandes oportunidades para alimentos en general, sobre todo frutas frescas de contraestación, frutos secos, vinos y licores y productos del mar.

El importante flujo de inversión extranjera, especialmente de China, Japón y Corea, tanto en el área industrial como en proyectos de infraestructura crea, según Osses, un escenario favorable para indagar negocios en servicios de ingeniería, financieros, logísticos, turismo, y formación de capital humano, "los que deberían relevarse en el mediano plazo si logramos que la ASEAN identifique a Chile como base natural de operaciones comerciales desde Latinoamérica al Asia Pacífico".

California

Los Angeles: la capital del norte de América Latina

por Rodrigo Mladinic, agregado comercial en Los Angeles, EEUU

Los Angeles está cada vez más latino, dice Rodrigo Mladinic, agregado comercial de Chile en esa ciudad estadounidense. Así lo demuestran las cifras oficiales de junio pasado, que indican que en California viven casi 15 millones de latinos, superando incluso a la población blanca. La proyección es que al 2060 los latinos serán alrededor del 49% de los californianos y eso vendrá acompañado de un alza del poder adquisitivo de este grupo.

Las costumbres, gustos y el mayor gasto mensual de los latinos en alimentos, por la comida "ready to eat", por los aderezos, snacks deshidratados y productos del mar, captan el interés de varias multinacionales en EE.UU., que realizan campañas exclusivas para atraerlos. Esos factores son los que los convierten en un mercado muy amplio y de oportunidades para las empresas chilenas, dice Mladinic.

Por ello, destaca que nuestros productos agropecuarios y del mar tienen potencial de desarrollo: el promedio de crecimiento anual de las exportaciones de esos subsectores chilenos a EE.UU. fue de 6,21% en el período 2006-2014 y la demanda es cada vez más variada. Además, en California, hasta hace unos años el mercado de los productos orgánicos era exclusivo del segmento de blancos, y hoy ya tiene gran penetración en afroamericanos y latinos.

Otra área relevante, agrega Mladinic, son los servicios, en especial debido al aumento de latinos en cargos medios o tomadores de decisiones, los chilenos tienen oportunidades en el área tecnología. Aunque Chile aún no es conocido como gran oferente tecnológico, California ofrece el escenario ideal para desarrollar esa línea.

Sebastián Piñera

"Cada vez que nos acercamos al desarrollo nos hacemos zancadillas y eso es lo que está pasando ahora"

El ex mandatario analiza los principales hitos político-sociales del país de las últimas seis décadas y media, casi las mismas que él ha vivido ligado a lo público.

Por Francisco Torrealba.

Para Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique, 65 años, hijo del ex embajador DC José Piñera, ex senador, ex presidente de Renovación Nacional y ex Presidente de la República, en 1984 se marca un verdadero punto de inflexión en la historia contemporánea del país.

Apoyado en sus apuntes que hojea una y otra vez, el ex mandatario repasa la evolución político-social de Chile durante las últimas seis décadas y media, llegando a un diagnóstico lapidario sobre el motivo por el cual no se ha alcanzado el desarrollo. “Entre el 50 y el 84, Chile era un país que se iba quedando atrás, que crecía muy poco, que no se modernizaba, que no se integraba al mundo”, dice. Y agrega: “A partir de 1985 hasta 2013 vino un segundo período en que Chile despierta, es una especie de renacimiento. Durante ese período no sólo recuperamos la democracia en forma muy ejemplar, sino que, además, Chile logró duplicar su tasa de crecimiento. Entre el 60 y el 84, el ingreso per cápita pasó en Chile de US$ 1.500 a US$ 4.600, entre el 85 y el 2013 pasamos de US$ 4.600 a US$ 20 mil, es decir, salimos de la tercera división y nos empezamos a preparar para integrarnos a la primera división, y yo siento que hemos estado muy cerca, pero todavía no lo hemos logrado”.

¿Por qué?

Dos veces hemos estado muy cerca. Una fue a fines del siglo XIX, después de la Guerra del Pacífico, Chile se queda con la inmensa riqueza del salitre del norte. Y la segunda la hemos tenido nosotros, nuestra generación. Yo siento que el año 2013, con un ingreso per cápita de más de US$ $20 mil y el país creciendo a más del 5% al año, casi el doble de lo que crecía el mundo, habiendo sido capaces de crear más de un millón de empleos, habiendo reducido la pobreza, habiendo reducido las desigualdades, estábamos muy bien encaminados hacia alcanzar ese sueño, esa meta que es el desarrollo, íbamos muy bien encaminados, pero algo nos pasa.

Cada vez que nos hemos acercado al desarrollo nos hacemos zancadillas entre nosotros mismos y eso es lo que está pasando ahora, en que el país nuevamente se está dividiendo, en que hemos perdido la capacidad de crecer, de crear empleos, de mejorar los salarios, de aumentar la productividad, de generar un clima y una cultura de innovación de emprendimiento, de reducir la pobreza, de avanzar hacia la igualdad de oportunidades, todas esas cualidades las estamos perdiendo y la pregunta es por qué nos pasa,

¿Cuál sería la respuesta?

Cada vez que nos hemos dividido como si fuéramos enemigos en una especie de lucha fratricida de unos contra otros, Chile ha retrocedido. Durante el gobierno de la Unidad Popular, durante el gobierno militar hubo grandes divisiones en Chile y la forma en la que recuperamos la democracia, la forma en la que enfrentamos la transición fue en base a diálogo, acuerdos, entendimiento, respeto y yo creo que eso se ha perdido mucho en los últimos meses. Se requiere hacer reformas que en Chile no las estamos enfrentando, estamos concentrando todo nuestro esfuerzo en reformas que no apuntan en la dirección correcta y estamos dejando de lado las verdaderas reformas.

Lo que hay que hacer hoy en día son reformas que están pendientes. Hay que mejorar sustancialmente la calidad de la educación en nuestro país y eso no está todavía en la agenda del actual gobierno.

Pero el gobierno está haciendo eso...

¿En qué están concentrados todos los esfuerzos hoy día?

En una reforma tributaria, una reforma educacional, una reforma laboral que están mal diseñadas, mal pensadas, en que ha habido mucha improvisación, que están produciendo resultados muy negativos y que, además, son rechazadas por la inmensa mayoría de los ciudadanos, y sin embargo, el gobierno insiste y embiste como un toro en reformas que están produciendo malos resultados, que todos los expertos han advertido que tienen serias deficiencias y que, además, la ciudadanía rechaza, y por tanto yo siento que nos estamos apartando del camino que conduce a ese desarrollo integral del cual yo le hablaba y que es fundamental reencontrarnos con ese camino, recuperar el tiempo perdido y volver a poner a Chile en marcha hacia lo que realmente le importa a la gente. La gente lo que quiere es tener una mejor calidad de vida y eso significa crecimiento, empleos, salarios, eso significa mayor seguridad ciudadana, mayor orden público, mejor educación, mejor salud y yo siento que esas son las grandes prioridades de la gente que están ausentes de la agenda del actual gobierno.

Ex presidente, a su juicio, ¿cuál es el hito político-social más relevante de los últimos 65 años?

Hay una trilogía que parte el año 1970, cuando en Chile por el tercio de los chilenos se elige el gobierno de la Unidad Popular, que en el fondo quería establecer en Chile una sociedad comunista que era, a mi juicio, totalmente contradictoria con lo que quería la inmensa mayoría de los chilenos, y ahí parte un proceso de enfrentamiento, de división, en que todo se extrema. Eso dura tres años, que termina en una crisis total, en un caos político, en una crisis económica, en una violencia social gigantesca.

El segundo hito es el Golpe de Estado del 11 de septiembre del 73, que termina con la Unidad Popular, pero que da inicio a otro proyecto refundacional que también produce grandes divisiones y que, por supuesto, tiene luces y sombras, cosas buenas y cosas malas, y esta trilogía culmina con el plebiscito de 1988, cuando Chile en forma pacífica, inteligente, democrática, a través del voto recupera su democracia en forma muy ejemplar.

A la hora de elegir una reforma, ¿cuál le cambió la cara al país?

Las reformas más trascendentes por el efecto, por el impacto que tuvieron, fueron las reformas de modernización que se hicieron a fines de los 70, la década de los 80 y que continuaron con los gobiernos democráticos de Patricio Aylwin, de Eduardo Frei, de Ricardo Lagos, que fue cambiar profundamente las estructuras de nuestro país.

Esas reformas o cambios también tienen un gran defecto: la desigualdad ha aumentado fuertemente en el país en los últimos 25 años.

Durante nuestro gobierno esa fue una prioridad principal y, fíjese usted, hay algunos que hablan mucho de igualdad, pero las palabras, cierto, son fáciles de decir y muchas veces se las lleva el viento. Por ejemplo, durante el primer gobierno de la Presidenta Bachelet, en que la igualdad era la palabra central, la pobreza aumentó y la desigualdad se mantuvo constante. Durante nuestro gobierno logramos reducir la pobreza prácticamente a la mitad, del 14% al 7%, y por primera vez en mucho tiempo logramos reducir las desigualdades, y por tanto aquí no basta con decir yo quiero igualdad, yo quiero justicia, porque a veces, cierto, el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones.

Si tuviera que elegir un solo hito vinculado a lo público, por cierto, que haya marcado más su vida, su recuerdo en estos 65 años.

Por supuesto que para un ciudadano no hay honor más grande que ser electo Presidente de la República. Para mí ese fue un momento que voy a recordar con gratitud, con emoción siempre. Pero yo también recuerdo muy profundamente otros hechos, por ejemplo el Bicentenario, cuando nos tocó celebrar los primeros 200 años de vida independiente.

Recuerdo también con mucha emoción y profundidad el terremoto del año 2010 y el gigantesco desafío que significó reconstruir un país que había quedado devastado. También el rescate de los 33 mineros, que fue una verdadera hazaña, una epopeya.

¿Cuál es el presidente más relevante de los últimos 65 años?

Patricio Aylwin, porque a él le tocó un rol muy especial, muy trascendente en la transición desde el gobierno militar hacia la democracia. En la forma en la que se dio esa transición, su rol en el plebiscito y la forma en la que asumió su Presidencia de la República, la primera presidencia de esta nueva etapa democrática de Chile con un espíritu de diálogo, de apertura, sumando y restando, pienso que a él le tocó vivir un período muy estelar, muy importante de la vida de la sociedad chilena en estos últimos 65 años, la recuperación de la democracia, la transición y el primer gobierno democrático.

¿Y algún político que lo haya marcado, que usted haya dicho “esta persona me inspira, me gustaría seguir sus pasos”?

Hay muchos políticos que me han marcado y que yo he estudiado, los he leído, por ejemplo Wiston Churchill, por el rol que jugó para derrotar el nazismo, que era una ideología totalmente depredadora y destructora de las libertades y de la dignidad de las personas.

El Papa Juan Pablo II, que jugó un rol muy importante en la caída del comunismo. Fíjese, dos personas que fueron estelares en derrotar dos experimentos sociales como el nazismo y el comunismo que, a mi juicio, fueron nefastos para la sociedad, para los seres humanos.

Si volvemos a Chile, yo tengo muchos, yo creo que Chile tiene políticos muy buenos, yo sé que esto hoy día no es compartido por muchos, pero hay políticos muy buenos que han dejado una huella de honestidad, de compromiso, de dedicación. Por ejemplo, en los tiempos más modernos, personas como Patricio Aylwin, como Pedro Ibáñez, Gabriel Valdés, Sergio Diez, incluso en momentos, políticos más jóvenes, yo tengo gran aprecio y estimación por personas como Andrés Chadwick, Andrés Allamand, Evelyn Matthei, José Antonio Viera-Gallo, Edgardo Boeninger, Alberto Espina, Cecilia Pérez, los actuales presidentes de la Cámara y del Senado, el diputado Marco Antonio Núñez y el senador Patricio Walker, creo que son grandes políticos.

Además de la Presidencia, ha tenido varios cargos de relevancia pública, fue senador, presidente de su partido, ¿hay alguna reforma, alguna iniciativa pública que usted haya apoyado y que diga “no fue la mejor decisión”, “nos equivocamos en eso”?

Como Presidente me hubiera gustado haber impulsado con mucha más fuerza algunos proyectos que presentamos, pero que no logramos que vieran la luz del sol, como, por ejemplo, las reformas al sistema electoral para dejar atrás al binominal y entrar a un sistema electoral más democrático, más adecuado a lo que es el alma de nuestro país, haber impulsado con más fuerza el Acuerdo de Vida en Pareja, para reconocer que hay diversas formas de enfrentar la vida y que todos tienen derecho a buscar la felicidad y todos tenemos la misma dignidad; haber impulsado también con más fuerza otras reformas que no logramos sacar adelante, como por ejemplo todas las reformas en materia de seguridad ciudadana. Uno sentía que la gente quería seguridad, necesitaba seguridad, orden, tranquilidad para vivir en paz y presentamos los proyectos al Congreso.

Los delincuentes se han tomado nuestro país, como lo dijo recientemente un gran volante de la selección chilena. Esta ambigüedad que ha tenido la Concertación, que no aprueba las leyes por un complejo, que no se da cuenta de que también hay que luchar contra el terrorismo con todos los instrumentos que la democracia nos entrega, incluyendo la Ley Antiterrorista.

Dirigentes jóvenes piensan el futuro

Cinco líderes que hoy tienen entre 20 y 25 años discuten sobre las posibilidades y anhelos de cara al Chile de 2080. Representantes de diversos sectores de nuestro país coinciden en dos temas fundamentales: derechos que debiera consagrar la Constitución existente en más de seis décadas y el modelo educacional.

Por Camilo Carreño.

La próxima generación opina

Todavía ni se acercan a la mayoría de edad, pero en 65 años más habrán visto su vida pasar. Para estos estudiantes, de entre quinto y séptimo básico, los problemas de Chile irán por la contaminación y el medioambiente. Y son inflexibles: la educación debe mejorar.

Por Jimmy Gavilán.

Vista desde los ojos de un grupo de estudiantes de 11 y 12 años, Santiago de Chile se trata de un lugar contaminado, agitado regularmente por protestas ciudadanas y donde sus vidas están igualmente agitadas por la tecnología. No creen que los profesores sean millonarios algún día y piensan que los políticos seguirán trabajando de terno y corbata. El ejercicio fue invitarlos a imaginar el país en 65 años más, cuando bordeen los 80 años, y así sueñan ellos el futuro de Chile.

Catalina von Loebenstein

11 años. Quinto básico. The Newland School.

Cuando Catalina tenga 76 años y esté convertida en la médico que desea ser, las preocupaciones del Presidente de Chile serán fundamentalmente problemas relativos al aire y al agua. Eso opina ella hoy, frente al Palacio de La Moneda: “Creo que va a ser alguien con muchas ideas para poder enfrentar los problemas del agua, del aire y de la delincuencia. Tendrá más ministros y va a ser alguien muy sociable, porque el problema del agua va a ser global. Entonces, tendrá que juntarse con los otros presidentes y va a viajar mucho”.

Esto será 2080. Una época futura que Catalina mira con preocupación, pues cree que el aire estará muy contaminado, que los árboles serán pocos y que los autos dominarán las calles. Muy a su pesar. Pues ella disfruta viajando fuera de Santiago y jugando vóleibol al aire libre.

Entre las cosas que imagina estarán en el futuro del país, tales como ciclovías en todas las calles y trenes de alta velocidad para recorrer grandes distancias en pocas horas; piensa que la educación universitaria debiese ser gratis -pues esto ayudaría a disminuir la pobreza- y que los sueldos de los profesores debiesen ser mayores que los actuales.

Mariano Bulnes

12 años. Séptimo básico. Colegio Verbo Divino.

Le gustaría ser abogado de grande, no duda que será votante y cree que en 65 años más el presidente de Chile será mujer. Mariano lo imagina así: “Imagino que será un Presidente querido por la gente. Que todos lo van a respetar”. Y agrega: “Se va a preocupar de la contaminación y también de la energía. Cómo conseguir electricidad”.

“El Presidente también se va a preocupar de la gente más pobre. Habrá menos que hoy”, piensa en voz alta sobre la realidad del futuro. La de un Santiago que -a su juicio- será limpio, con bastantes árboles, pocas casas y muchos edificios. Una ciudad donde las marchas seguirán realizándose, pero mucho menos que las de hoy y más enfocadas en los problemas medioambientales, como lo que ocurre hoy con las centrales de la Patagonia.

¿Cree Mariano que la educación será gratuita? No para la universidad. Pero dice que habrá colegios públicos mejores. ¿Cree que existirán trenes eléctricos? Sí, por qué no. ¿Seguirán usando traje y corbata los políticos? Afirmativo. A Mariano no le gustaría verlos con ropa de calle.

Octavio Cruces

11 años. Sexto básico. Colegio Polivalente Don Orione.

Con una respuesta rápida y clara, Octavio Cruces define a su mandatario del futuro: “El Presidente va a ser ecologista y va a disminuir la delincuencia”. Luego agrega: “La política es difícil igual. Los políticos tienen que trabajar formales”. Y más tarde imagina qué necesitará del Estado cuando él sea ciudadano del futuro: “Se tienen que preocupar de que no se contamine más el aire. Yo voy a ser viejito y voy a necesitar aire puro cuando tenga 70”.

Sobre el Santiago del 2080 -cuando sea ingeniero, porque le gusta cómo su papá se desempeña en esa área- cree que las familias tendrán más ingresos; que éstas serán más grandes; que habrá más presidentes mujeres; que con un presidente bueno no habrá marchas; que la educación será gratis y que no todos sus compañeros irán a la universidad -no por recursos, será por flojera-.

Isidora Morales

12 años. Séptimo básico. Liceo Bicentenario de Excelencia San Pedro.

“En 65 años más me gustaría ver que la educación fuese gratis. Completamente. Y sin requisitos”, dice Isidora Morales, quien quiere ser cineasta. “Que no existan especificaciones para que la gente pueda optar a una educación gratis. Siento que para que la sociedad vaya mejorando debe haber educación”.

En relación a la salud, añade: “Siento que es injusto que la atención en los hospitales sea lenta y que, en cambio, en las clínicas los exámenes sean mucho más rápidos”. Sobre la justicia: “Siento que acá en Chile ya no hay justicia. Dejan en libertad a ladrones con antecedentes y creo que, en 65 años más, debiesen existir leyes para niños menores de edad”.

Isidora no cree que votará en el futuro. Para ella, hoy todo se rige demasiado por la apariencia y esto va en contra de quienes se informan. Duda si será significativo su voto -uno solo- versus el del resto. Lo que sí cree es que las mujeres le hacen muy bien a la política -“los hombres son muy tradicionales”, explica-, que espera que la lucha de los profesores no sea en vano y que el país seguirá, inevitablemente, contaminándose cada vez más.

Claudio Peña.

12 años. Séptimo básico. Liceo José Victorino Lastarria.

Las razones de las protestas serán otras, más cercanas a la contaminación y al medioambiente, pero seguirán existiendo en 65 años más. “Con más gente y menos violencia. Deberán ser sin encapuchados. Porque ellos son los mismos delincuentes que entran a robar a las casas”, señala Claudio, estudiante que tiene en la mira la carrera de Medicina y que aboga porque los profesores debiesen ganar un sueldo mayor: “Ellos son quienes nos educan, no pueden ganar tan poco”.

El futuro de Santiago visto con sus ojos habla de un lugar más verde que el de hoy, pero con una capa de esmog permanente sobre la ciudad. Habla también de un bajo índice de pobreza, de una sociedad dominada por la tecnología, de núcleos familiares similares a los de hoy y de un Presidente de Chile de unos 45 años, “que no tenga el mismo pensamiento que los de ahora, que sea como un cambio de verdad”, dice. Asimismo, un país de pocos votantes: “Creo que, como el voto es voluntario, y como quienes tienen hijos ahora no votan tanto, no se les enseñará a los niños. Y habrá menos gente votando”.

Gutenberg Martínez

"El crecimiento con equidad rompió con una cosa pendular de la política durante 50 años"

La mitad de la vida del dirigente de la Democracia Cristiana ha sido como protagonista estelar de la politica nacional. Desde esa tribuna repasa los momentos estelares desde 1950 hasta hoy.

Por Francisco Torrealba.

“El hecho político más significativo en términos de emoción personal fue ese abrazo con ese chileno incógnito a las cinco y media de la mañana del 6 de octubre”.

Gutenberg Martínez Ocamica cumple 65 años dentro de un mes. Desde los 18 ha estado ligado a la política y los últimos 30 ha jugado un rol protagónico. Secretario nacional y presidente de la DC, presidente de la Cámara y articulador de múltiples acuerdos durante la transición.

Concertacionista por esencia, su recuerdo más relevante se aloja en la madrugada posterior al plebiscito de 1988, cuando después de monitorear los datos que daban cuenta del triunfo de la oposición al general Augusto Pinochet, pudo celebrar en plena Alameda.

¿Cuál es el hito más significativo político-social en los últimos 65 años?

Bueno, yo me debato entre dos: la revolución en la libertad de Frei Montalva, que yo creo que fue un cambio de modernización muy fuerte en el país en materia económica y también un cambio en cuanto a la incorporación de muchos grupos marginados, en ese tiempo los campesinos, los pobladores; y las primeras políticas de vivienda, la gran reforma educacional que expandió la matrícula en Chile, etcétera, y todo eso, hecho en tiempos en cuales hacer un cambio como lo logró la revolución a la libertad, hacerlo con respeto a la democracia, hacerlo bien, era muy difícil.

Me debato entre ese con, obviamente, lo que significa el plebiscito y la transición, pero me quedo con el primero.

¿Y la reforma más relevante?

Ahí me cambio, porque al hablar de una reforma específica, el planteamiento en materia de política económica que se asumió durante la Concertación, esto de crecimiento con equidad, rompió lo que era una cosa pendular en la política chilena durante 40, 50 años más o menos, que era o irse por la línea del Estado y la protección de nuestra economía; o irse a la cosa liberal o neoliberal de tiempos de Pinochet. El tema del crecimiento no era un tema de los economistas, sino que era un tema de definición política, que por lo demás hoy día se está viendo que es una cosa muy necesaria. Fue un cambio en el país que nos ha permitido avanzar todo lo que hemos avanzado, y si en algún momento hemos tenido algunos bajones, aparte de las circunstancias externas, es que de repente se ha debilitado un poco la importancia de ese concepto de crecimiento con equidad, entonces yo creo que ese fue un cambio tan fuerte en la mentalidad chilena, el entender que no se puede gastar más allá de lo que se tiene, que el equilibrio fiscal es importante, que la inflación afecta a los más pobres, que el crecimiento, vuelvo a decir, es muy determinante, pero que el crecimiento tiene que servir para mejorar la distribución del ingreso, todos esos conceptos, a mi juicio, son y fueron una reforma trascendente, que se hizo a partir del primer gobierno democrático.

¿Qué ha pasado que no nos convertimos en un país desarrollado?

En parte por lo que estábamos hablando, que la importancia del crecimiento con equidad no siempre ha sido debidamente valorada e implementada. Está claro que en la medida en que hay políticas institucionales de mediano y largo plazo eso explica los éxitos de los países, y aquí hubo una costumbre durante muchos años que cada gobierno cambiaba las reglas enteramente. Creo que la gran virtud de la Concertación fue generar una política y ser capaz de mantenerla durante más de 20 años. Eso demostró que en la medida en que se hace eso más de un concepto rico como el de crecimiento con equidad, el país puede avanzar. En la medida en que eso se debilita, yo creo que se genera un problema.

En segundo lugar, tanto el Estado como los empresarios somos o son un tanto conservadores. Hemos sido buenos como Estado para abrir el país al comercio internacional, muy buenos, y el empresariado ha sido también competente en sacarles el jugo a lo que pueden ser las explotaciones, la comercialización de lo que son nuestros productos, básicamente recursos naturales, pero donde yo creo que falta una mayor capacidad empresarial es en todo lo que significa modernización, la innovación tecnológica.

¿Cuál es su recuerdo más significativo de un hecho público?

La madrugada del 6 de octubre, porque a mí me tocó estar el 5, cuando estaba de secretario nacional del partido a cargo de la parte electoral nuestra, de la Democracia Cristiana, sostenida a una de las cuatro líneas de control de fiscalización que no nos fueran a robar el plebiscito, y, por lo tanto, toda la noche uno estaba muy pendiente de juntar papeles, de recolectar la información.

¿Cómo ejercían ese control?

Había cuatro líneas. Una que iban a apoyar los franceses, que era una línea híper informática, y esa se cayó a poco andar.

Había otra que era una compuesta por computadores, pero independientes, digamos, unos PC sueltos que se iban conectando. Esa estuvo funcionando, hasta que llegó un momento en el cual se saturó y no fue capaz de seguir recolectando la información.

Y nosotros nos hicimos cargo de una línea más modesta, que era lápiz, papel, teléfono y computadores, y esa línea funcionó hasta el final. Teníamos que transmitir la información al comando del ‘No’, a la dirección del partido y a un par de instituciones de la Defensa Nacional que nos pidieron que compartiéramos con ellos esa información. Eso a mí me hizo estar muy pendiente de aquello y acumulando y acumulando papeles e información para convencer a gente de la derecha que reconociera el triunfo. Entremedio hay un diálogo histórico muy importante entre Onofre Jarpa y Aylwin, y quienes acompañábamos respectivamente, Allamand y yo, a un programa en el Canal 13 que hubo en la noche, donde Onofre Jarpa fue el primero que abrió las puertas a decir que pareciera que ganó el ‘No’.

Ahí ya tenían la certeza.

Claro, terminada toda esta fase en que el gobierno ya reconoce que ganó el ‘No’, cuando llega Matthei a La Moneda y después sale el reconocimiento, como a las cinco y media, seis de la mañana, yo salí corriendo para irme a la casa a darme una ducha y volver, e iba en el auto, ahí en la Alameda al llegar a Plaza Italia, habría unas 100 o 200 personas muy alegres que habían estado enfiestadas en la noche, y que no me dejaron pasar, entonces yo me bajo del auto como para decirles “oye déjenme pasar” y se me abalanza uno con sus copetes en el cuerpo, me pega un abrazo y en ese momento, con ese abrazo, sentí, se me cayó, pero en un segundo, en 30 segundos, toda la emoción contenida de toda esa noche larga, y por eso el hecho político más significativo en término de emoción personal fue ese abrazo con ese chileno incógnito a las cinco y media de la mañana del 6 de octubre.

Nuevamente le pongo el ejercicio de elegir: ¿El Presidente más relevante de los últimos 65 años?

Bueno, ahí francamente creo que Patricio Aylwin. Fue el hombre que el país necesitaba, capaz de coordinar esa estrategia pacífica y democrática, pero con capacidades sumatorias y de generar una verdadera unidad nacional de izquierda a derecha. Fue capaz de liderar un programa, primero una alternativa no sobre la dictadura, sino que una alternativa de gobierno, convencer que había alternativa de gobierno y, por lo mismo, tener un programa que desde el primer día se comenzó a ejecutar; tener una selección de los mejores en lo que pudo haber sido ese gabinete, un gabinete muy estrella en las capacidades de todos los que estuvieron ahí presentes, articular a Foxley con Ominami, articular a Enrique Correa con Krauss, Boeninger, el gran arquitecto.

Cada día más hay que entender que la política requiere más equipos y equipos de calidad, y ahí hubo una adecuadísima selección que hizo don Patricio.

En cuarto lugar, yo diría su comportamiento, es decir, pensar que él a los 90 y tantos años está en la misma casa que cuando fue líder del ‘No’ y después Presidente de la República, y los que tenemos la oportunidad de ir de cuando en vez a su casa no es tan sólo la misma casa, son los mismos muebles, y no conozco tanto, pero me atrevería a decir que mucho de la misma vajilla. Eso en tiempos de tanto desprestigio de la cuestión pública creo que hoy también es un ejemplo de lo que significa austeridad, sobriedad, valores cada día más importantes en la cosa pública.

Usted lo recordaba, fue secretario nacional de la Democracia Cristiana, también diputado, presidente de la Cámara, presidente de la DC, ha ejercido cargos públicos. ¿Hay alguna política pública, alguna reforma que usted haya impulsado o apoyado de la cual se arrepienta?

Se lo respondo de otra forma. En el mundo nuestro, en este arcoíris que conformamos, no hemos sido capaces de generar una buena política en materia de seguridad ciudadana o de tranquilidad ciudadana. Yo creo que ese es nuestro, a mi juicio, deber fundamental.

En materia económica hicimos y tenemos que volver a hacer enteramente lo correcto.

Y en materia social los avances son objetivos, pero creo que la falencia, dicho de otro modo, está ahí y ahí yo siento que hay un déficit que nuestro acuerdo político programático, nuestro gobierno tiene que superar decididamente. Estamos al debe, es un flagelo que está aumentando mucho y que tiene efectos muy dañinos para la vida, para la vida social, para la convivencia, para la tranquilidad ciudadana y, a partir de eso, para una buena calidad económica, política, de país.

Ahí hay una falencia objetiva, no es que aún no haya apoyado algo que sea contrario a eso, pero quizás nos faltó, o yo siento que nos faltó ponerle más ahínco a ese tema, meterse más en ese tema. Como que uno concebía que era un tema de otros, un tema de derecha. Creo que ahí hay una deficiencia.

El mapa de Chile a fin de siglo

La geografía del país no será la misma en el año 2080. El cambio climático, los desastres naturales y las presiones urbanas irán modelando otro mapa de Chile.

Por Cristina Espinoza.

Un vistazo al 2080... desde la calle

Profesionales, deportistas, vendedores y ciudadanos anónimos hacen ficción. Ven un país tecnologizado, cosmopolita y más "natural".

Por Sergio Rodríguez.

Veo un mercado financiero integrado globalmente, en que todos los inversionistas tendrán conocimientos y las herramientas para alcanzar el éxito”.

Jaime Larraín Vial
Director Bolsa de Comercio de Santiago

Chile será mucho más cosmopolita y multicultural de lo que es hoy en día”.

Gonzalo Ocampo
Bartender Bar Fukai

Cuesta creerlo hoy en día, pero sé que vamos a tener un país más equitativo”.

Yanina Zúñiga
Supervisora

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Habrá mucha tolerancia a todos los trabajos que se hacen en la calle, será un país más sensible”.

Javier Quiñónez
Estudiante de música del Instituto Projazz

Somos un país con temple; vamos a ser más líderes em Latinoamérica".

Paulina Gallegos
Ejecutiva bancaria

Va a haber más gente interesada en tener una vida saludable y cuidar el cuerpo".

Carolina Alvarez
Miss Bikini Fitness Chile

Veo a mis nietos, y con tanta tecnología me tinca que ya no habrá lustrabotas; los zapatos se van a limpiar solos".

Sergio Barriga
Lustrabotas del Paseo Huérfanos

Los barrios pobres de Chile van a tener mucha importancia y los haremos más turísticos".

Alfonso Torreblanca
Vendedor de La Vega desde hace 50 años

El teatro va a ser más valorado; todo el mundo va a poder ir y lo va a disfrutar".

Luis Aros
Profesor de voz

El lento despertar de un sueño

Si el país continúa cerrando las diferencias al ritmo actual de 1% promedio anual, a 2044 podrían desaparecer las distinciones. Hay múltiples desafíos en la materia. Entre otros, institucionales, educativos y culturales, advierten analistas.

Por Claudio Reyes R.

La equidad entre hombres y mujeres es aún una quimera. El cierre de las diferencias en cuanto a igualdad en el lugar de trabajo no se logrará hasta 2095 en todo el orbe, arrojó el Índice Global de Brechas de Género 2014, del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). Y si bien ese informe mostró que en el ránking general Chile avanzó 25 puestos al lugar 66 -por debajo de Nicaragua, Ecuador, Cuba, Argentina, Perú, Colombia y Bolivia-, también evidenció que en el subíndice de Participación Económica y Oportunidades ocupó el peldaño 119 entre 142 naciones evaluadas.

En el ítem Empoderamiento Político la situación es mejor, alcanzado el escalón 35. Como sea, en general se observa un lento avance. No es casualidad que hayan pasado casi 200 años de historia republicana para que una mujer, Michelle Bachelet, llegara a La Moneda.

"Hay dos áreas donde tenemos un desempeño bajo: la participación política de las mujeres y su autonomía económica", dice Claudia Pascual. La ministra del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) agrega que "no es justo ni equitativo", refiriéndose a que, no obstante la población femenina es el 52,5% del total, sólo tiene un 15,8% y un 28% de representación en el Congreso y en los directorios de compañías públicas, respectivamente.

"Hay 10 mujeres por cada 100 hombres en alta gerencia y sólo 7 mujeres por cada 100 hombres en directorios de empresas", añade la secretaria de Estado, aludiendo al sector privado.

Otras estadísticas dan más luces de desigualdad. La tasa de participación laboral femenina es de 47,9% en el país. En contraste, el promedio regional es de 54% y el de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de 63%.

Tasa de participación de mujeres en la fuerza de trabajo en Chile

Letra Muerta

El ingreso medio femenino fue de $ 354 mil en 2013 y el de los hombres, de $ 531 mil. La diferencia asciende a 33,2%. "Un dato desalentador es que esta brecha no ha presentado variaciones importantes en relación a años anteriores: 32,8% en 2010, 34,5% en 2011 y 32,3% en 2012", explica Alejandra Sepúlveda, directora ejecutiva de ComunidadMujer.

De este modo, la ley de equidad salarial, promulgada en 2009, no ha sido una gran contribución. "No se ocupa porque no es muy conocida y en, segundo lugar, porque no genera ni los castigos ni los incentivos para que los empleadores y los centros laborales cumplan con ella", señala Pascual. Complementa que es un instrumento que se debe "revisar y mejorar".

"A casi seis años de aprobada esa legislación, observamos que ésta ha sido letra muerta", afirma Sepúlveda. Detalla que, según datos de la Dirección del Trabajo, en los primeros cinco años de vigencia de ese cuerpo normativo, se presentaron 51 denuncias y, de ellas, en 11 casos se verificó discriminación de salarios: "Sin embargo, de éstas sólo cinco llegaron a acuerdo".

La principal imperfección de ese cuerpo jurídico guarda relación con que es la afectada quien debe denunciar, sostiene Gonzalo Durán, economista de la Fundación Sol, institución que en marzo divulgó el estudio Mujeres Trabajando, donde aborda el tema. "Llegar a esa instancia, sobre todo en un escenario donde el trabajador tiene tan poco poder y donde los sindicatos tienen poco que decir (…), hace que sea una cruzada más bien individual", manifiesta.

"Por otro lado, está el hecho de que, finalmente, el empleador tiene un amplio abanico de alternativas para demostrar en Tribunales que no es así, como establecer una simple función adicional", añade Durán, refiriéndose a un funcionario comparable.

Desafíos

En este contexto, hay retos culturales, educacionales y de democracia familiar que son prioritarios, coinciden las fuentes. Uno es la gran barrera social que inhibe la participación femenina: ellas se mantienen como las principales encargadas de lo doméstico y del cuidado de personas que requieren atención: hijos, enfermos o ancianos.

Tanto es así que en el país hay 1,3 millón de mujeres sin ocupación remunerada por tener como principal tarea el cuidado de otros, según antecedentes del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

En lo institucional y político hay bastante por avanzar. Sepúlveda señala, entre otras opciones, que se debe apuntar a mejorar la calificación femenina, disminuir los costos de salir a trabajar -con más salas cuna o entidades para adultos dependientes-, y modificar el Código Laboral para que la maternidad no sólo sea un costo para ellas.

No todo es tan lúgubre. Hay avances. En marzo se promulgó la ley que crea el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, que se espera opere desde marzo de 2016. Se trata de "una nueva institucionalidad, con mayores atribuciones y rango que permitirá situar la igualdad entre mujeres y hombres al más alto nivel de la agenda política", plantea Pascual. A ello se suma la reforma al sistema binominal que considera criterios de paridad en elecciones parlamentarias.

Pese a ello, no todas las diferencias pueden finalizar por decreto. En esa línea, consigna Durán, hace falta una mayor participación de los trabajadores en los problemas que les conciernen. "Eso es imposible que se logre en un país donde sólo el 8% negocia contratos colectivos. La experiencia internacional nos dice que en las naciones donde la negociación colectiva es de mayor cuantía, sobre el 70% u 80%, como en Europa, las brechas son menores".

Como sea, Sepúlveda sostiene que si Chile continúa al ritmo de cierre de brechas de género observado entre 2006 y 2014, de 1% anual promedio, recién en 2044 se alcanzaría la paridad. Así, el tránsito se avizora lento. Bastante para quienes sueñan con que la equidad de género sea una realidad y no una quimera "No podemos esperar tanto, considerando además que nuestros desafíos macroeconómicos están estrechamente vinculados con los de género", finaliza.

Males crónicos y asociados a la vejez serán primera causa de mortalidad

Expertos proyectan que cáncer, diabetes y males cardiovasculares serán la principal causa de muerte en el país.

Cambio climático también impactará en salud de los chilenos para fin de siglo, aumentando la incidencia del dengue.

Por Cecilia Yáñez

Hace 65 años, la principal causa de muerte en el país eran las enfermedades infectocontagiosas (producidas por virus o bacterias, como la tuberculosis o el sarampión), responsables de un tercio de las muertes. En la actualidad, producto del estilo de vida y el envejecimiento de la población, son las enfermedades cardiovasculares y los tumores malignos las que terminan con la vida de los chilenos.

Para 2080, factores externos, como el cambio climático, la vejez y los hábitos de vida (sedentarismo y obesidad) son los que determinarán, según tres expertos, las principales causas de muerte de los chilenos.

La representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Chile, Paloma Cuchi cree que las enfermedades crónicas (cáncer, males cardiovasculares, diabetes (entre otras) liderarán la mortalidad en el país, sobre todo considerando que a la fecha no se ha podido contener el incremento de la obesidad, el tabaquismo y el consumo de alcohol. "Hay que hacer promoción de salud, impactar en la calidad de vida de las personas que envejecen para que se cuiden. De lo contrario, las enfermedades crónicas estarán a la orden del día", dice.

María Teresa Valenzuela, vicedecana de Investigación y Postgrado de la Facultad de Medicina de la U. de los Andes, señala que salud y/o enfermedad están intensamente relacionadas con el cambio climático y las enfermedades crónicas, determinadas por el estilo de vida.

"En términos generales se espera que las muertes por enfermedades transmisibles disminuirán 50%, mientras las muertes por enfermedades no transmisibles (ENT) causadas por lesiones, superarán el doble de lo actual", dice. "Los factores de riesgo, tales como la obesidad, el hábito tabáquico, exceso de alcohol representan el inicio de una pandemia de enfermedades crónicas en EE.UU. y el resto del mundo", agrega.

Para Marcia Erazo, jefa del Programa Nutrición de la Población de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, "si seguimos con las mismas políticas" las principales causas de mortalidad en el país seguirán siendo las enfermedades crónicas empujadas por la obesidad, el consumo de tabaco y alcohol. "Es difícil que estos índices se mejoren en los próximos 65 años, sobre todo considerando que las metas de reducción que nos hemos impuesto, no las hemos conseguido", afirma.

En ese contexto, enfermedades como la diabetes debieran aumentar en el mismo nivel que lo haga la obesidad y con ello también lo harán los gastos relacionados con la discapacidad que ambas enfermedades generan.

Más viejos

Pensando en el nivel de envejecimiento que se estima para 2080, la representante de la OPS señala que para entonces se debe contar con ciudades amistosas, espacios que cuenten con servicios para la gran cantidad de adultos mayores que habrá y lugares y actividades que fomenten su autonomía.

La académica de la U. de los Andes dice que para 2080 también se debe buscar soluciones para hacerle frente a la alta tasa de dependencia. Hoy, esta tasa es de 45%, es decir, de 100 personas productivas, 45 son dependientes de acuerdo a la edad que actualmente se jubila (65 años). "En 2080 esta cifra será de 81% si continuamos con la tendencia del envejecimiento de la población. Por lo tanto, hay que buscar soluciones y ajustes tales como cambios en los aportes para la educación, salud, pensiones, edad de jubilación, entre otras", dice.

En el caso del alzheimer, Cuchi dice para el año 2080 no se puede adelantar mucho, porque depende de la calidad de vida de las personas, tiene un componente genético-ambiental, además de un determinante social.

Erazo también señala que es difícil decir si el alzheimer aumentará o no porque "no tenemos tanta claridad de los factores de riesgo sociales, sabemos que tiene relación con la pobreza, baja escolaridad, pero no sabemos mucho más".

Cambio climático

Para Valenzuela, el cambio climático también afectará la salud. "Si el clima no cambia, para 2080 la población susceptible de padecer dengue llegue a los 6 billones de personas en el mundo.

Chile no escapa a esta realidad, por lo que el cambio climático será también uno de los factores más adversos para la salud . "Chile es vulnerable por varias razones: áreas de borde costero de baja altura, zonas áridas y semiáridas, deterioro de zonas forestales, propensión a desastres naturales, zonas urbanas con problemas de contaminación, entre otros".

Como se proyecta que la temperatura aumentará, disminuirán las precipitaciones y se registren más eventos climáticos extremos, estos fenómenos también impactarán en la salud. "En el norte grande habrá aumento de las enfermedades vectoriales (malaria y dengue). En la zona centro sur habrá aumento de enfermedades producidas por roedores y garrapatas. Así también, las enfermedades cardiorespiratorias, producto de la emisión de contaminantes y energía de combustibles fósiles. En la zona austral se producirán más inundaciones y tormentas, lo que conlleva a un alza en el número de lesiones y defunciones, enfermedades infecciosas y mentales. Otro fenómeno será el aumento de la radiación UV que provocará cataratas corticales, melanoma maligno cutáneo e

Sergio Melnick

"La fuente de la desigualdad será la segregación digital"

Según el economista, Chile -como el resto del mundo- será un país sin pobreza material relevante.

Lo que determinará a los "nuevos ricos" será un nivel de ecceso a las tecnologías.

Apuesta a que las agrupaciones políticas y sociales se formarán a partir de intereses comunes, serán menos ideológicas y desaparecerán cuando el problema esté resuleto.

Por Cristóbal Palacios

Sergio Melnick se define en su perfil de Twitter como "aprendiz de mago". Quien fuera ministro de Planificación durante los últimos años del gobierno de Augusto Pinochet tiene una verdadera pasión por el esoterismo, incluyendo la realización de prácticas como el tarot y la radiestesia, mediante la cual busca predecir el futuro con el uso de un péndulo de cuarzo, utilizado para captar campos energéticos. Actualmente, el economista -quien ha participado en el directorio de una serie de empresas y ha sido panelista de varios programas de televisión, como Tolerancia Cero- combina estas prácticas con sus labores de socio y presidente de la consultora Anticipa.

Desde sus oficinas en el centro de Santiago, y entrelazando su especial sensibilidad con su visión política, aborda el futuro del país.

¿Cómo se imagina el Chile de los próximos 65 años?

Dados los cambios que vienen en el mundo, no es siquiera posible intentar imaginar el país a ese plazo. A todo evento, lo que pase en Chile estará totalmente asociado a las grandes tendencias mundiales. Seremos parte de un mundo globalizado, que para ese entonces ya contará con alguna forma real de gobierno global. Estaremos totalmente integrados a este y operando 7x24, y altamente automatizados. Un mundo en que ya estará en funcionamiento la web 4.0 en conjunto con la IoT (la internet de las cosas), y la realidad aumentada, que configuran una nueva mente tecnológica colectiva. Cada individuo estará conectado directamente a internet con una interfase dentro de su cerebro. Habrá cambiado la percepción del universo a un multiuniverso, tendremos otras teorías del tiempo y la materia. Esto generará también grandes cambios en la espiritualidad de la población. Es probable que las religiones actuales tengan poca relevancia entonces, o hayan evolucionado radicalmente a lo que son hoy. Las personas tendrán una expectativa de vida al nacer de 120 años o más. Habrá cambiado el concepto de la familia, de los países, de la reproducción. La mujer tendrá el control real del poder en la sociedad y en las empresas. La epigenética, la biología sintética, y la bio tecnología habrán revolucionado la medicina y quizás el concepto mismo del "ser" humano. La nanotecnología habrá revolucionado la economía, que para entonces será más basada en la colaboración que la competencia.

Chile, como casi todo el mundo, será probablemente un país sin pobreza material relevante, pero con gran segregación digital (acceso) que será la fuente de la desigualdad. Será un país de unos 21 a 23 millones de chilenos, y quizás unos cuatro millones de inmigrantes, aún más urbano que hoy. Para entonces la con-urbanización Santiago-Valparaíso tendrá unos 10 a 12 millones de habitantes.

Las grandes amenazas de la libertad serán en relación a la privacidad, a algunas formas de pensamiento, y otros temas derivados de un mundo que no se puede detener productivamente, y fuertemente regulado ambientalmente. Las emociones serán capturadas por los sistemas, y la georreferenciación continua y el archivo total nos quitarán independencia.

¿Qué rumbo tomará la política en este período?

Como todo lo demás, estará totalmente mediada por la tecnología y los imperativos del mundo global. El voto pasivo habrá sido reemplazado por la participación activa en base al conocimiento y las posibilidades que ofrece la conectividad y la inteligencia artificial. Las condiciones de operatividad de la sociedad, totalmente integradas a la red mundial de valor, requerirán de mucho más tecnicismo (y menos retórica) en la política; ya no habrá muchos espacios reales para el populismo. Los países serán al mundo, lo que las provincias son hoy en nuestro país, y en ese contexto operará la política. Será una realidad social de preponderancia de la clase media. Muchas decisiones serán tomadas por sistemas tecnológicos automatizados e inteligentes.

¿Qué pasará con los actuales conglomerados? ¿Existirá la UDI, RN, la DC?

Las categorías tradicionales e ideologizadas de derecha, centro, e izquierda ya no existirán, probablemente tampoco los diarios de papel. Todos esos partidos van a desaparecer, se van a metamorfosear, o se van a integrar a otros más nuevos. Las nuevas relaciones basadas en las tecnologías inteligentes, cambiarán la manera de decidir y opinar. Las agrupaciones políticas y sociales serán más "líquidas", es decir, se formarán de acuerdo a intereses y problemas, serán mucho menos ideológicas y desaparecerán cuando el problema esté resuelto. Habrá algo parecido a partidos o redes mundiales, así como nuevos tipos de países digitales. Ya no existirán los "líderes salvadores", sino que serán redes dinámicas orientadas a problemas concretos las que dictarán las pautas. Será una sociedad de alto nivel de control, basado en las tecnologías ubicuas acopladas a nuestra biología (Singularidad de Kurzweil). Literalmente es otra realidad, que difícilmente hoy podemos imaginar. Los cambios en los próximos 65 años serán proporcionales a los cambios que han ocurrido en los últimos 500 años.



¿En ese contexto, cómo cree que será recordada la Presidenta Michelle Bachelet?

Es probable que sea recordada como una de las peores presidentes de la historia del país, alguien que detuvo severamente el progreso del país, que retrasó la educación en 20 años, hizo crecer la pobreza, que volvió a polarizar a la población y que decepcionó a la mayoría de sus seguidores. Una presidente que gobernó mirando al futuro por el retrovisor.

¿Y la administración del Presidente Sebastián Piñera?

Piñera será recordado básicamente como un muy buen tecnócrata, un gran administrador, pero que no logró dejar una marca personal profunda en la historia.

¿Qué leyes aprobadas en sus gobiernos seguirán en vigor?

Ninguna relevante, viviremos otra realidad, habrá otra Constitución Política (o lo que corresponda), probablemente muy influenciada por las tendencias o imperativos mundiales.

¿Y cuáles de ellas serán olvidadas o caerán por su propio peso?

Las reformas de Bachelet caerán todas por su propio peso, ninguna ha sido bien hecha, ni ha mirado al futuro. En particular las de educación, el cambio del binominal, la reforma tributaria, y las reformas laboral y docente, si pasan como están planteadas. Las reformas de la educación en particular, que apuntan al siglo 20 más que al 21 serán de efectos negativos para el país. El cambio del binominal sin considerar el esquema presidencialista en que ocurre generará una crisis política en unos 10 años desde su implementación.

¿Qué temas quedarán aún pendientes?

El gran tema pendiente será siempre el de la educación en el marco de una sociedad tecnológica y global, que debe enseñar el nuevo lenguaje post simbólico que acompaña a la nueva cultura de este siglo. El gap digital, la verdadera descentralización, la revolución energética, los temas de los transgénicos, los temas de bioética, la relevancia efectiva de la ciencia y la tecnología, el cambio de los sistemas de títulos y grados en educación superior, los alcances de la revolución móvil, los inicios de la IoT, los desafíos de las libertades personales, etc.

¿Cuáles de los actuales políticos de proyección tendrán algún grado de liderazgo?

A 65 años de hoy, en realidad lamentablemente ninguno. En general no hay hoy ni un solo político con propuestas de ideas nuevas y poderosas, propias del siglo 21. Peor aún, los nuevos parlamentarios jóvenes (la bancada estudiantil) sólo repiten ideas de hace 60 años atrás, lo que los hace viejos en ideas jóvenes de cuerpo.



¿Qué instituciones seguirán vigentes y cuáles estarán obsoletas?

Yo creo que la mayoría de nuestras instituciones ya está obsoleta hoy, y para entonces lo estarán completamente, quizás la mayoría habrá cambiado. Es probable que ni siquiera tengamos un banco central, que probablemente será parte de un sistema mundial. Quizás ya ni exista el efectivo. Las contralorías serán sistemas altamente tecnológicos. Los presidentes de países serán figuras decorativas más o menos como son los gobernadores hoy en día en nuestro país. Es probable que existan nuevas formas de banca, pero enteramente digital. Las organizaciones de deporte y entretención serán muy relevantes, pero serán probablemente globales. La ecología de medios y redes será otra completamente diferente. Las policías serán más fuertes y tecnológicas. La salud será administrada de otra manera muy diferente. Habrá mucho trabajo y estudio a la distancia, en fin, es otra realidad.

¿Cómo estará la educación en Chile en 2080? ¿Será gratuita y de calidad?

La educación es un tema de alta complejidad. En el futuro se habla de una muy compleja sociedad educante (que va mucho más ala de colegios o instituciones), de reciprocidad dinámica (todos aprenden de todos), del nuevo lenguaje post simbólico, de la inteligencia artificial, de la fusión de la biología y la tecnología, la nueva mente tecnológica colectiva, la web 4.0, la internet de las cosas (IoT), en fin. La gratuidad real nunca existirá. Habrá por cierto un espacio educacional gratuito, pero no será suficiente para ser exitoso en la sociedad.

¿Cómo estará la televisión chilena en los próximos 65 años?

La televisión como la conocemos hoy, es literalmente una industria en extinción y será completamente absorbida por internet, probablemente igual que todos los otros medios. Es otra realidad. Los canales chilenos no están entendiendo lo que viene. La comunicación del futuro es VaV (varios a varios), no uno a varios como ocurre hoy. Lo multimedial avanzado y adaptativo es la tónica, y los contenidos serán de stock más que de flujo como es la TV actual.

¿Finalmente, cree que cambiará con el tiempo la imagen del general Augusto Pinochet?

Es difícil. A la luz de los temas en 65 años, no será una muy figura relevante. Mientras se mantengan vivas las ideologías del siglo 20 lo será (odiado por unos amado por otros), pero estas ideologías van a desaparecer por su propio peso. Los desafíos del siglo 21 son muy diferentes a los del pasado, y esas ideologías ya no tienen respuestas apropiadas.b

Estratopuertos, acueductos y túneles bajo la cordillera: la infraestructura que viene

Hace 65 años, las centrales hidroeléctricas eran las estrellas, hoy es el puente de Chacao y mañana... los trenes de levitación magnéticos, por ejemplo.

Cuatro expertos detallan cuáles sn las construcciones que imaginan, cuando en Chile habiten más de 20 millones de personas.

Por Benjamín Blanco

Para viajar fuera del país, hace 65 años, los chilenos debían trasladarse a un predio de 200 hectáreas ubicado en la periferia suroriente de Santiago, en un trayecto que podía demorar unos 20 minutos desde el centro de la ciudad. Era el aeródromo de Cerrillos, espacio convertido hoy en un parque y donde pronto llegará la Línea 6 del Metro, actualmente en construcción. En aquella época, el aeropuerto de Pudahuel ni siquiera era un proyecto: en el Chile de los 50, pocos vuelos internacionales aterrizaban en la losa de Cerrillos. Sin ir más lejos, recién en 1956 se lograría conectar por aire el continente con Isla de Pascua.

Un panorama muy distinto al actual, cuando en junio pasado 614.591 personas transitaron por la terminal internacional de Santiago, un 10,4% más que el mismo período de 2014. Cada semana, cerca de 14 vuelos unen el aeródromo de Mataveri, en Rapa Nui, con el resto de Chile.

¿Puede el aeropuerto de Pudahuel, relicitado hace pocos meses, tener un futuro similar a Cerrillos y terminar como un parque o un gran condominio de viviendas?

En 2080, la aparición de vuelos estratosféricos pueden ser la clave para responder a esta pregunta.

"A nivel global, se readecuarán todos los aeropuertos para recibir vuelos de carácter estratosférico, esto es, aviones supersónicos que harán viajes transcontinentales en un par de horas y reduciendo el impacto ambiental", describe el urbanista de la Universidad del Desarrollo, Pablo Allard (ver columnas).

En esa misma línea, Louis de Grange, experto en Transportes de la Universidad Diego Portales, visualiza: "Los paradigmas de movilidad pueden cambiar radicalmente en 65 años. Por eso mismo, creo que con el tiempo los modos de transporte serán simplemente un instrumento, un medio para alcanzar un fin, y el fin es la movilidad para alcanzar distintos objetivos".

Objetivo: el agua

Mientras el proyecto estrella del momento es la construcción del puente sobre el canal de Chacao, que conectará Chiloé con el continente, en los 50 abundaron las inauguraciones de centrales hidroeléctricas, como El Abanico (1949) y Los Molles (1952), y uno de los hitos de la conectividad vino de la mano del tren, con el puente ferroviario sobre el río Maule, al sur de Talca, que corría entre las estaciones de Maule y San Javier.

"No obstante, los cambios experimentados desde 1950, como el predominio de la población urbana sobre la rural o la expansión del uso del automóvil, durante los próximos 65 años veremos cambios más radicales -sociales, demográficos, económicos y tecnológicos-, que serán mucho más dramáticos que los vividos en las últimas seis décadas", estima Luis Eduardo Bresciani, presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano.

En ese sentido, la necesidad de que las grandes ciudades cuenten con agua permanente será uno de los grandes objetivos de las obras de ingeniería. Sin ir más lejos, según el Banco Mundial, las pérdidas totales producto de las tuberías de agua con fugas representan 45 millones de metros cúbicos al día. "Aparte de este desperdicio está el problema de disminución de la calidad del agua, porque las grietas en las tuberías son una invitación abierta a la contaminación", explican desde Siemens, empresa alemana que cada año organiza el foro Santiago 2041 para proyectar la ciudad hacia el año de la fundación de la capital de Chile.

Al respecto, Allard comenta: "El agua dulce será uno de los recursos más escasos y valiosos al 2080 y Chile será pionero y líder mundial en la materia, con la construcción del primer acueducto nacional, que captará agua dulce en las desembocaduras de los principales ríos del sur y la conducirá hacia el norte de manera de satisfacer las necesidades de nuestras ciudades, industria agrícola y minera, así como exportar agua a países vecinos".b

¿Qué vendrá?

Acento en puertos

Pablo Allard, Decano de la Facultad de Arquitectura y Arte de la U.del Desarrollo

1 Estratopuertos: a nivel global, se readecuarán todos los aeropuertos para recibir vuelos de carácter estratosférico, esto es, aviones supersónicos que harán viajes transcontinentales en un par de horas y reduciendo el impacto ambiental.

2 Megapuertos: el crecimiento del comercio, particularmente con Asia, derivará en el continuo crecimiento del calado de los megabarcos. Hoy, ya existen los Post-Panamax, capaces de transportar hasta 12 mil contenedores y con esloras de 366 metros. El tamaño seguirá creciendo, así como sus velocidades, lo que requerirá gran inversión en megapuertos y sus plataformas logísticas, carreteras y trenes.

3 Trenes de levitación magnética: comenzarán a desarrollarse, particularmente en Norteamérica y luego en Chile, donde aún no existen trenes bala. El primero será el "Hyperloop" entre San Francisco y Los Angeles, y luego se desarrollará el primero en Chile, entre Santiago y Puerto Montt.

4 Vialidad inteligente: las calles y autopistas se llenarán de sensores y pantógrafos (terminales eléctricos) que permitirán guiar a los conductores. También habrá vehículos autónomos eléctricos, de manera de optimizar su circulación, evitando accidentes, congestión y contaminación. En su mayoría, los autos serán compartidos.

5 Acueductos: el agua dulce será uno de los recursos más escasos y valiosos al 2080 y Chile será pionero y líder mundial en la materia, con la construcción del primer acueducto nacional, que captará agua dulce en las desembocaduras de los principales ríos del sur y la conducirá hacia el norte de manera de satisfacer las necesidades de nuestras ciudades, industria agrícola y minera, así como también podrá exportar agua a países vecinos.

¿Qué vendrá?

Nueva Movilidad

Louis de Grange, Director de la Escuela de Ingeniería Industrial de la U.Diego Portales

"Los paradigmas de movilidad pueden cambiar radicalmente en 65 años. Por eso mismo, creo que con el tiempo los modos de transporte serán simplemente un instrumento, un medio para alcanzar un fin, y el fin es la movilidad para alcanzar distintos objetivos. Y la tecnología cumplirá un rol fundamental en este contexto, lo mismo que la infraestructura de uso público. Definir los proyectos de infraestructura que Chile requerirá para los próximos 65 años es bastante osado. Sin embargo, creo que las siguientes iniciativas son fundamentales y tienen alta probabilidad de éxito".

1 Calles: con tecnología que permita la conducción automática de vehículos urbanos. El objetivo es optimizar la infraestructura disponible, tanto de los espacios físicos como de los vehículos. Creo que no será necesario que las personas tengan un auto propio, sino que el transporte será un medio, y no un fin.

2 Ampliación de la Carretera Austral: habrá mayor conexión de zonas aisladas, principalmente en regiones extremas del país.

3 Tren interregional de alto estándar: abarcará la mayor extensión posible del país, entre el norte y sur de Chile. Extensión a 300 kilómetros del Metro en Santiago y también habrá 600 kilómetros de trenes suburbanos, tanto en Santiago como en regiones.

4 Infraestructura horizontal y vertical: facilitará el desplazamiento del modo de transporte más importante en Chile y en el mundo entero: la caminata. Los paradigmas de movilidad pueden cambiar radicalmente en 65 años.

¿Qué vendrá?

Ensanchar Chile

Iván Poduje, Arquitecto, magister en Desarrollo Urbano. Socio de Atisba.

1 Tren Santiago-Valparaíso: la interacción entre estas ciudades ya es importante y aumentará a futuro. El tren debiera conectar los metros de Santiago y Valparaíso, partiendo desde Quinta Normal con una línea nueva por Mapocho y conexión al nuevo aeropuerto. En Valparaíso debiera soterrarse el tren para facilitar apertura del borde costero.

2 Nueva Alameda y Línea 7: este proyecto impulsado por la intendencia será la transformación más importante del principal eje de transporte capitalino, mejorando sus espacios públicos, áreas verdes y los monumentos e hitos urbanos que lo rodean. Debiera diseñarse en conjunto con la futura Línea 7, que correrá en paralelo a la Línea 1 para reducir su actual saturación.

3 Teleférico Bicentenario: conectará los centros de Providencia, Las Condes y Huechuraba con estaciones en el Parque Metropolitano, acompañadas de miradores y circuitos turísticos que serán un hito de la capital. Debiera contemplar una conexión con La Pincoya, con un proyecto de revitalización e integración social.

4 Red de tranvías: claves en el desarrollo de Santiago, y desmantelados en la primera mitad del siglo XX, los tranvías debieran recuperar protagonismo como complemento al Metro, trenes suburbanos y ciclovías, con el fin de conectar centros de empleo de alta densidad y barrios segregados.

5 Ensanche de Chile: propuesta de Ricardo Lagos cuando era presidente, contempla el reforzamiento de la Ruta 5 en doble calzada de Arica a Chiloé, más dos vías paralelas: una costera y otra andina, conectada a los pasos internacionales y las rutas hacia los puertos.

¿Qué vendrá?

Seis Ciudades

Luis E.Bresciani, Arquitecto, presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano.

"Hacia el año 2080, la extensa globalización de los mercados del trabajo, la producción, el consumo y los servicios incrementará la movilidad entre países de Sudamérica, impulsando la construcción de múltiples túneles bajo la Cordillera de los Andes que faciliten la extensión de sistemas de trenes rápidos y carreteras en todo el Cono Sur.

Esta mayor movilidad y las políticas de sustentabilidad ambiental impulsarán la protección del valle central y una mayor ocupación del litoral, que será potenciada con la construcción de red de carreteras a lo largo del todo el borde costero nacional y megapuertos en nuevas zonas hoy no urbanizadas.

Los cambios sociales, como las migraciones, el mayor bienestar social, la reducción del crecimiento demográfico o el envejecimiento de la población impulsarán la renovación de los centros urbanos tradicionales y reducirán la expansión de las ciudades.

Aunque, la revolución en las tecnologías de la comunicación y la construcción permitirán crear vastas regiones urbanas compuestas por áreas rurales protegidas y múltiples centros urbanos compactos, densos y autónomos en muchas funciones, pero conectados por una amplia red de transporte regional de alta velocidad. Esta tendencia llevará a una fuerte protección ambiental del territorio y la concentración urbana de Chile en sólo seis grandes de metrópolis: la ciudad central de Santiago-Valparaíso, la ciudad del Llanquihue, la ciudad de Coquimbo-La Serena, la ciudad de Antofagasta y la ciudad del Gran Concepción".

Santiago en 2080: ¿Potencia Cultural?

¿Qué convierte a París, Nueva York o Buenos Aires en ciudades culturales? ¿Qué se necesita para que nuestra capital lo sea? Expertos elucidan lo que hay que mejorar y evitar para que en 65 años más podamos ser una urbe referencial en el arte y la cultura.

Por Francisca Babul Guixé

Ilustración: Alfredo Cáceres

Son las 12 de la noche y Buenos Aires no duerme. Teatros, cines y hasta las librerías se llenan de personas que han incluido la experiencia artística en su canasta familiar. Habitantes y turistas recorren esas anchas avenidas apropiándose de la ciudad, como si se tratara de un verdadero museo al aire libre. Está a tan sólo una cordillera de distancia. ¿Qué convierte a París, Londres, Nueva York, Sao Paulo o Buenos Aires en referentes culturales? ¿Qué se necesita para que Santiago también lo sea? La Tercera conversó con diversos expertos en un intento por describir el panorama actual y, a la vez, plantear una proyección: ¿Lo lograremos en 65 años más? ¿Nos convertiremos, hacia el 2080, en una verdadera potencia artística?

Para responder estas preguntas se recogen las opiniones de gestores en el ámbito público y privado: Carmen Romero, directora ejecutiva de la Fundación Teatro a Mil (Fitam); Ernesto Ottone, ministro de Cultura; Francisco Brugnoli, director del Museo de Arte Contemporáneo (MAC); Jacqueline Plass, directora general del Centro de las Artes 660, y Martín Rodríguez, secretario ejecutivo del Consejo del Arte y la Industria Audiovisual.

Aunque con distintos énfasis, todos coinciden en que hay artistas de excelencia en las diversas áreas: películas y obras de teatro en los principales festivales del mundo, novelas de autores locales traducidas a decenas de idiomas y alta participación en bienales de arte contemporáneo, por citar algunos ejemplos. En palabras de Martín Rodríguez, "creativamente, nada nos falta para convertirnos en una potencia cultural". Así las cosas, pareciera ser que el arte en Chile es algo así como un enfermo que goza de muy buena salud. Y eso, no es suficiente.

A juicio de Carmen Romero, la primera deficiencia radica en una falta de visión a largo plazo. "Necesitamos ponernos de acuerdo, a nivel país, en cómo vamos a sostener a esos artistas y de qué manera generaremos más espacios comunitarios para que se encuentren con el público. Mucho de lo que hoy existe sobrevive gracias a la voluntad de los propios creadores. Es importante que las autoridades los escuchen y sigan ese impulso".

"Elaborar una política global en esta materia se dificulta con gobiernos de cuatro años, sobre todo cuando las decisiones pasan por diferentes ministerios. Requerimos una institucionalidad que coordine y lidere un plan a mediado y largo plazo", agrega Jacqueline Plass. Para Francisco Brugnoli, en tanto, además de la citada institucionalidad -y la consiguiente elaboración de políticas públicas-, lo importante es que dichos procesos "sean liderados por personas visionarias en lo cultural, que sean capaces de pensar el país de otra manera".

El ministro Ottone se defiende. Desde que asumió el cargo en el mes de mayo, no sólo impulsa el proyecto del nuevo Ministerio de las Artes y las Culturas, sino que ha convocado a una serie de premios nacionales para que generen un plan tendiente a garantizar el derecho a la cultura para todos los habitantes del país de aquí a 20 años plazo, con acento en la participación. "Para que Santiago se convierta en una capital cultural necesitamos una institucionalidad que permita la interrelación entre las distintas instituciones que trabajan en el territorio, y con ello me refiero a bibliotecas, museos, teatros y centros culturales. Esta institucionalidad debiese regirse por un gran plan nacional donde se vislumbre cómo ser capaces de relevar las tradiciones y el patrimonio y, a la vez, cómo nos insertamos en la modernidad desde un proyecto integrador", explica.

La disputa por los recursos

Francisco Brugnoli es tajante: "Si me preguntan qué falta para convertirnos en un referente cultural, respondo que falta absolutamente todo. Sería fácil decir que tenemos grandes parques, edificios y artistas. Pero lo cierto es que los parques están abandonados; los edificios, descuidados, y esos buenos artistas se han forjado a partir de innumerables dificultades". ¿La razón? Una abismante falta de recursos. "Los presupuestos dedicados a cultura en Chile no son correspondientes con nada de lo que existe en otras partes del mundo. ¡Si un museo tiene que arrendar su hall para eventos y subsistir en vez de tener una muestra de esculturas significa que estamos viviendo el mundo al revés!", agrega. "Y ni hablar de lo que sucede en las regiones: la pobreza allí es pavorosa y lo peor es que alimenta una falsa odiosidad hacia Santiago. Creen que aquí las cosas funcionan, pero no es así. No sólo faltan aportes desde el Estado, sino que también de la empresa privada que, antes que todo, debiese educarse de otra manera".

Con una lista de necesidades al borde del infinito, el Estado siempre proveerá de apoyos insuficientes. A juicio del ministro Ottone, "se están haciendo los esfuerzos para comprometer los recursos necesarios por parte del Estado y, a la vez, restablecer las confianzas para involucrar a la empresa privada. Por muchas razones se ha estancado en el último tiempo la participación de empresas en cultura. Por eso, estamos impulsando un trabajo coordinado entre instituciones públicas y privadas. Tal como se comprometen cuando hay que reconstruir el país tras una tragedia, debiesen hacerlo a la hora de reconstruir identidades", agrega.

Rodríguez es más cauto. "El arte muere de libertades y vive de amarras. La carencia de recursos obliga a buscar otras formas para salir adelante. La historia nos ha demostrado que el exceso no va a la par con el auge de la creación. Con esto no quiero decir que nos sobra la plata, obviamente faltan recursos, pero no todos los problemas pasan por lo financiero", sentencia.

Respetable público

Si bien libramos con éxito el primer paso -contar con una producción artística de calidad, la asignatura pendiente es lograr una verdadera conexión entre las obras y sus destinatarios. Y para ello, a juicio de los entrevistados, existe una sola respuesta: educación. "Cultivar las audiencias no tiene que ver con mostrar más obras, sino que, por ejemplo, con asociar un determinado espectáculo a un proyecto educativo que encante, que genere transformación", dice Plass. "No se trata de llevar a los niños al museo como quien va al zoológico", apunta Brugnoli.

"En nuestra área, la situación es crítica. Asistimos a un fenómeno indiscutible de desconexión del público chileno con la creación audiovisual", advierte Rodríguez. "Siempre se lee que son los creadores los que no conectan con el público, pero si existe tal incomunicación es porque hay responsabilidades por ambos lados. En este caso, no creo que falte educación. Por el contrario, hay una educación invisible cuyos resultados vemos a diario cuando niños de año y medio operan tablets y graban o hasta editan videos. Mientras, otros insisten en exhibir películas en un espacio determinado, oscuro y con butacas. Son las propias audiencias las que reclaman que hay otras formas de ver y experimentar lo audiovisual".

Para Ernesto Ottone, la educación debe incluir la creación de hábitos culturales por parte de la ciudadanía y la transmisión de un respeto y valoración tanto por las obras de arte como por los bienes patrimoniales. "Por ejemplo, no basta con inaugurar esculturas en el espacio público si al día siguiente estarán cubiertas con rayas y firmas. Si no somos capaces de evitar que eso suceda, estamos fallando como nación".

Futuro esplendor

A juicio de Romero, el panorama es alentador. "Si todos ponemos un granito de arena, el 2020 ya seremos reconocidos por el desarrollo de las artes y la cultura. Para el 2030 todos los artistas del mundo querrán venir a Chile para que éste sea su lugar de residencia. Aquí lograrán inspirarse y desarrollarse. No tengo dudas: Santiago será el 2080 la gran capital del mundo de las artes y la cultura". Ottone concuerda: "De aquí a 20 años vamos a lograr cosas extraordinarias que hoy no somos capaces de soñar. Estoy convencido de eso".

Por su parte, Rodríguez apuesta por un cambio de paradigma: "El objetivo de convertirse en potencia obedece a una lógica de competencia donde hay ganadores y derrotados. Yo espero que en 65 años más ese no sea el parámetro que defina el éxito creativo de un país. Por el contrario, creo que la clave está en las coproducciones. El mundo audiovisual requiere ese tipo de alianzas, donde nadie se cuestiona cuál es la nación que lidera. Sí vislumbro a Sudamérica convertido en un interlocutor poderoso. La potencia, precisamente, estará en la alianza".

Actividades culturales en Chile

Teatro del Lago, el ejemplo de la cultura de calidad en regiones

Uno de los desafios para el año 2080 es lograr que las actividades artísticas tengan el mismo nivel en todo Chile.

Ulrich Bader, director del recinto austral, dice que su éxito se debe a la visita de artistas de excelencia.

Por Rodrigo González M.

En un país donde las principales orquestas clásicas se encuentran en Santiago y dónde gran parte de los artistas doctos rara vez visitan una ciudad que no sea la capital, el Teatro del Lago de Frutillar no sólo compite de igual a igual. Muchas veces, además, le gana la partida a la metrópoli. Es un caso curioso y único: posee una de las mejores infraestructuras acústicas de Chile y la capacidad de su sala principal es para 1.178 personas. Además, mantiene actividades durante todo el año y no son pocos los artistas que han pasado de largo de la capital, para actuar exclusivamente en el teatro de la ciudad a orillas del Lago Llanquihue. Pasó así en el 2013 con el gran chelista estadounidense Yo-Yo Ma y hace menos de un mes con el destacado tenor mexicano Javier Camarena.

“Uno de nuestros orgullos es que alrededor del 30% del público provenía de Santiago”, dice Ulrich Bader-Schiess, director creativo del Teatro del Lago. Con una inversión cercana a los 20 millones de dólares, principalmente provenientes del holding Empresas Transoceánica, el recinto austral alberga también a las Semanas Musicales de Frutillar, el tradicional evento que ya tiene 47 años de vida.

Para el 14 de noviembre, cuando se cumplan los cinco años del recinto, vendrá el gran violinista ruso Maxim Vengerov. ganador de un premio Grammy en el 2004. Frutillar será. otra vez, la única escala en Chile.

Para Bader, la fortaleza de este coliseo le debe bastante al paisaje humano y geográfico en el que se ubica. “Creo que Frutillar ofrece una gran combinación: es un destino turístico, tiene una infraestructura adecuada y posee un entorno natural envidiable. Es esa mezcla de paisajes y oferta artística la que pueden explotar las ciudades que no son Santiago con el objetivo de descentralizar la cultural ”, dice

En términos de ejemplos extranjeros de dscentralización, Bader rescata el caso de Cartagena de Indias en Colombia: “El Festival de Música de Cartagena es un lindo ejemplo de una iniciativa de espectáculos y educación en un lugar hermoso, fuera de la capital. Es un encuentro de gran valor, de primer nivel y que cumplirá 10 años. Es un modelo para la región”.

Ex administrador artístico de la Orquesta Sinfónica Nacional de Washington, Bader es junto a su esposa, Nicola Schiess, uno de los dos rostros visibles del Teatro del Lago Aunque reconoce que el aporte privado es el corazón del recinto, también busca paulatinamente apoyo estatal. La labor educativa del teatro, dice, es el desafío más evidente y, en esa lógica, la ayuda fiscal serían coherente.

Según el director, en estos cinco años, y entre becas, programas educacionales y visitas a colegios, se ha beneficiado a 85 mil niños de la zona: “Uno de mis objetivos es lograr un polo de desarrollo cultural en la zona. Para mí, cada concierto es un acto de educación. Es una de las ventajas de la música: no hay que traducir a otro idioma”.

Una ventaja evidente es la realización de este sueño. El teatro se ha posicionado como un lugar de primer nivel para una de las regiones más vivas e importantes de Chile. Sobre las desventajas, uno podría decir que la venta de entradas es más fácil en Santiago, pero en la capital no existe ni la mitad de la magia y la maravilla que nos rodea.

¿Cuáles son los planteamientos básicos para lograr una descentralización cultural?

La descentralización depende de iniciativas humanas. La otra parte es la calidad de un evento. No hay que entregar siempre al público lo que quiere, sino que algo de buena calidad. Si un público no conoce a un buen artista, pedirá lo que siempre ha visto, que puede ser malo. No sacamos nada con tener centros culturales que sean elefantes blancos.

¿Cómo se lucha contra la imagen elitista de la música clásica?

Ya Leonard Bernstein dijo que la música no se divide en clásica y popular, sino que en buena y mala. Yo comparto esa filosofía. Si un grupo de niños nos dice en una entrevista que sienten que el teatro es verdaderamente un lugar para todos, creo que estamos en el camino correcto.

¿Qué otros ejemplos latinoamericanos de gestión cultural destacaría?

El Festival de Música de Cartagena es un lindo ejemplo de una iniciativa de espectáculos y educación en un lugar hermoso, fuera de la capital. Es un encuentro de gran valor que cumplirá 10 años. En Brasil se creó hace 15 años la Sala Sao Paulo, una vieja estación de trenes que se convirtió en una sala de conciertos de excelencia. Muy cerca de ahí se está desarrollando un gran centro de danza, hogar para el Ballet de Sao Paulo y otras agrupaciones: es un barrio entero. Lima remodeló antiguos teatros y construyó nuevos. También en Argentina, en zonas como Bariloche y Ushuaia, hay lugares turísticos que promueven el desarrollo cultural.

¿Cómo se lucha contra la imagen elitista de la música clásica?

Ya Leonard Bernstein dijo que la música no se divide en clásica y popular, sino que en buena y mala. Yo comparto esa filosofía. Si un grupo de niños nos dice en una entrevista que sienten que el teatro es verdaderamente un lugar para todos, creo que estamos en el camino correcto.

¿Qué otros ejemplos latinoamericanos de gestión cultural destacaría?

El Festival de Música de Cartagena es un lindo ejemplo de una iniciativa de espectáculos y educación en un lugar hermoso, fuera de la capital. Es un encuentro de gran valor que cumplirá 10 años. En Brasil se creó hace 15 años la Sala Sao Paulo, una vieja estación de trenes que se convirtió en una sala de conciertos de excelencia. Muy cerca de ahí se está desarrollando un gran centro de danza, hogar para el Ballet de Sao Paulo y otras agrupaciones: es un barrio entero. Lima remodeló antiguos teatros y construyó nuevos. También en Argentina, en zonas como Bariloche y Ushuaia, hay lugares turísticos que promueven el desarrollo cultural.

¿Qué importancia tiene para ustedes la relación con otros teatros?

Es vital. Colaborar con los otros teatros es parte de mi forma de trabajar. Ahora mismo, tenemos una muy buena relación con el CA 660, con el Teatro Municipal de Temuco y también tenemos una red de colaboraciones con el Curtis Institut de Filadelfia o el Mozarteum de Buenos Aires. De aquí a 35 años, si es que me retiro, el sueño sería que el Teatro del Lago formara parte de una red en Chile y el mundo. No quiero que sea un teatro perdido en la Patagonia. b

Televisión sin televisores: la industria que superó su fisonomía

Con la influencia de internet y el uso de computadores y tablets, en 65 años más se espera una televisión dominada por el on demand, enfocada en los nichos y con dominio absoluto del espectador sobre lo que se verá.

Por Jimmy Gavilán

La televisión chilena de los 80 y los 90 cobra vida nueva en los ojos de Ignacia Fuentealba. A sus nueve años, revisa los capítulos de El chavo del 8 y dedica tiempo a mirar videos musicales, como cuando MTV aterrizó en el país. Pero el personaje de Chespirito no es el mismo que el de los 80, sino que la versión caricaturizada que hicieron los mexicanos en 2006. El ritual televisivo de la niña de nueve años no sucede con un televisor, sino que en la pantalla de un computador. O de una tablet o un smartphone.

Ignacia es el ejemplo de una generación que, en seis décadas más, habrá vivido lo que será el futuro de la televisión, con revoluciones como el apagón analógico. Los hábitos de consumo de Ignacia siembran precedentes: cuenta que emigró de la televisión abierta a los canales de cable por la baja oferta infantil, administra Spotify y Netflix desde su celular, prefiere estar en YouTube antes que frente a un televisor y sólo ve en línea, a las 20 horas, Papá a la deriva, la teleserie vespertina de Mega.

A la hora de proyectar -en el largo plazo- lo que será la vida de la industria televisiva, que hoy enfrenta la migración de las audiencias gracias a la irrupción de internet y su masificación, Arturo Arriagada, académico de la Universidad Diego Portales, acude a la imagen de la cinta Her, de Spike Jonze. "Ver televisión, probablemente, será como hablar por teléfono, pero con altavoz, donde todos vamos a compartir en tiempos y espacios distintos, opinando de programas en redes sociales -"televisión social"- que se van a activar con nuestra voz. Cada vez más las redes sociales van a ser nuestro punto de encuentro, de participación social. Probablemente, el teléfono desaparezca y nos comuniquemos sólo por Facebook. Sin botones ni números. Sólo hablando".

"La tendencia es: distintas pantallas, on demand y de contenidos múltiples, y de nicho", dice Jorge Cruz, jefe jurídico del CNTV. "En términos generales, lo contrario a una televisión generalista y generalizada. Históricamente, la televisión fue hecha por universidades y generaban contenidos para todo el país. Y hoy se está rescatando lo local. Y puede que tengas televisión local en Arica, en Colchagua".

Por su parte, Fernando Acuña, académico de la UC, opina: "Creo que van a quedar canales generalistas en el futuro. Algunos. No me imagino a Canal 13 o TVN como canales de nicho, porque son de vocación masiva. ¿Quiénes pueden correr el riesgo de desaparecer? Quienes no entiendan que el futuro es multiplataforma". Y agrega: "En el futuro, habrá muchos canales de nicho. Y tendremos canales de minorías satisfaciendo a comunidades reducidas. No todos serán abiertos".

Los futuros televidentes

Encuestas de la UDP -hechas a partir del 2013- muestran, por su parte, que en 2014 los jóvenes pasan más tiempo en internet que frente al televisor: tres horas versus 2,5. Y que estas audiencias están viendo Netflix o descargando una serie, dejando de lado el formato de transmisión tipo broadcasting.

Desde el CNTV aseguran que los jóvenes sí están viendo contenidos nacionales, pero on demand. ¿Las razones? Porque pueden verlo a la hora que quieren, porque pueden elegir y porque es más entretenido.

"Los canales de televisión están en la disyuntiva si seguir apostando por las audiencias fieles, como la población adulta, o combinar esa apuesta con un giro hacia otras plataformas como internet", continúa Arriagada, para quien la experiencia de ver televisión es cada vez más social y donde la presentación de los contenidos -online, a través del teléfono, en televisión- será la clave para que las audiencias participen de una experiencia compartida de ver televisión.

Sin embargo, la multiplicidad de plataformas no es la misma para todos. "En un país desigual, un joven ABC1 es más multitasking para ver televisión y comentar en redes sociales que un joven D. Los jóvenes que consumen contenido audiovisual por internet tienen entre 16 y 25 años. Y a mayor nivel socioeconómico, mayor la frecuencia", señala Arriagada.

Situación que el CNTV también advierte, pues su impacto en los quintiles más bajos -sin televisión de pago y con un acceso limitado a internet- es importante a la hora de revisar qué está viendo la población más joven. "Suben contenidos propios más que otros. Ellos son los que tienen más demandas hacia la TV abierta, porque dicen que no los representan, que los muestran como delincuentes. A ellos les gustaría mostrar su música, o cosas que han hecho por su comunidad. Quieren verse reflejados, no perjudicados", reflexiona María Dolores Souza, jefa del Departamento de Estudios del CNTV.

"La gracia que tiene la televisión es su masividad, si la televisión baja sus costos aspirando a la masividad con productos que conecten con los intereses de las audiencias, no va a tener una muerte lenta y dolorosa", reflexiona Arriagada: "El futuro está en generar productos televisivos -como una teleserie- que conversen cada vez más con otras plataformas como los teléfonos móviles, las tablets. Pero no es una cuestión sólo de fierros, el contenido y el lenguaje como se cuenta una historia y se comunica seguirá siendo relevante para el éxito de un producto televisivo"

La tele del futuro

por Alvaro Bizama, Escritor y crítico de TV

El 2080 Chile no va a existir y Don Francisco sí. Eso es todo. Su cabeza cortada va a estar viva en alguna parte, del mismo modo en que Nixon seguía vivo en Futurama”. La cabeza de Kreutzberger va a estar guardada en un búnker cerca de lo que queda de la cordillera, a la altura de lo que alguna vez fue Los Andes. La van a cuidar un grupo de monjes vestidos de Mandolino, que se encargarán de mantenerla conectada y con los ojos abiertos, conversando con esos acólitos que le preguntarán por los detalles de lo que alguna vez fue Sábado Gigante. La cabeza contestará. La cabeza preguntará por Yeruba. La cabeza llorará, hablará de Miami, del hotel donde descubrió la televisión, de los fantasmas de las teletones pasadas. Los mandolinos grabarán todo lo que dice, intentando no contarle lo que sucede afuera, aspirando a dejarlo fuera de la historia, tal y como fue su vida. No le dirán, por ejemplo, que Chile ya no es Chile, sino una colección de archipiélagos y desiertos. Tampoco le comentarán que una bomba atómica lanzada por una nave extraterrestre (venida desde el centro de la Tierra, en realidad) dibujó una frontera de radiación con el resto del mundo. Los chilenos, los pocos chilenos que queden, estarán atrapados en Chile. El resto del mundo no existirá. Todo será como en Mad Max, solo, pero sin Mad Max.

Lo único que quedará del pasado serán las cintas con los viejos programas de televisión, que van a ser traficadas de pueblo en pueblo, de isla en isla. No va a haber libros de historia, ni novelas, ni nada. Sólo viejos tapes salvados del desastre por quizás qué razones, copiados por chilenos mutantes en los túneles de supervivencia que será lo único que quede de Santiago. Esas cintas recorrerán Chile. Cada pueblo tendrá su show favorito, que se representará en plazas y teatros en ruinas. En algunos casos, la gente reconstruirá los sets y decorados y, como juegos o liturgias, representará sus programas favoritos, extinguidos hace tanto tiempo. Habrá, de este modo, dobles futuros de esos santos inexplicables, el Martín Cárcamo de Lota, el Kike Morandé de la isla de Casablanca, la Cecilia Bolocco de Alhué, la Raquel Argandoña de Chimbarongo, el cura Hasbún de Salamanca. Ninguno se parecerá a los originales. Todos podrán ser lapidados por los ciudadanos, de ser el caso. Habrá centenares de aspirantes. Habrá traficantes que vendan sus objetos preciados: pedazos de piel y pelo, medallitas, ropa supuestamente usadas por ellos. Habrá sectas heréticas que se aprenderán de memoria los programas del Pollo Valdivia. En Navidad, Luis Jara reemplazará a Santa Claus y los Reyes Magos. Todas las noches, en las colinas de cada pueblo, se proyectarán sobre pantallas gigantes hechas de jirones los programas de televisión del siglo pasado. Como no habrá estrellas en el cielo, ni luna, la gente mirará viejas teleseries de Sabatini para soñar con una geografía que ya no existe, para habitar en ese país que ya no fue. Lo único que quedará de Rapa Nui serán tres capítulos de Iorana. Dos adolescentes harán una balsa de totoral para encontrar el moai sumergido que buscan en el culebrón. Un mar fluorescente se los tragará. Frente las pantallas de los cerros, sentados frente al fuego, en cada pueblo la multitud repetirá fragmentos de esos programas de memoria, imaginando capítulos inexistentes y detalles de tramas que no conocerán nunca. En susurros, algunos elegidos tendrán visiones con la resurrección de Camiroaga. Nadie lo dirá en voz alta, pero esperarán que Felipe venga caminando sobre el mar, tal y como aparece en los sueños de muchos, precedido de las imágenes de halcones solitarios cruzando el cielo. Esos sueños comenzarán como pesadillas, pero luego adquirirán la luz de las revelaciones. Quienes los tengan despertarán en medio del frío y mirarán por sus ventanas las luces de las pantallas donde los rostros del pasado seguirán proyectados hasta que el sol salga. El volverá, él volverá, repetirán en susurros a sus cercanos, pero no se lo dirán a nadie más, del mismo modo en que los monjes mandolinos no le contarán a Don Francisco que todo se acabó hace tanto tiempo, que Chile ya no existe ni existirá más, que en realidad el futuro es una pesadilla de la que es mejor no despertarse.

Chile deportivo del mañana

Infraestructura, mentalidad y biotipo. Las tres puntas del triángulo que define la cultrua física de un país y el desarrollo de esta actividad. Tres expertos adelantan el crecimiento del deporte nacional para los próximos 65 años, con desafíos y pronósticos para archivar.

Por Carlos González L.

La gran carrera

por Natalia Riffo - Ministro del deporte.

Una de las oficinas de los voluntarios de los Juegos Panamericanos 2015, ubicada en el principal centro de prensa de Toronto, extendía una invitación sencilla pero fundamental, que por cierto nos hizo mucho sentido: ¡Hacer que las cosas pasen! (make things happen!). En total, el gobierno canadiense y la organización recibieron más de 65 mil solicitudes para colaborar con el desarrollo del evento deportivo, el más importante del ciclo olímpico de Río 2016.

Es así como imagino el deporte en Chile. Como una instancia donde se encuentran los esfuerzos de todos los sectores. Hoy, de cada 10 pesos para los deportistas de alto rendimiento, nueve son aportados por el sector público, a través del Ministerio del Deporte. Un dato que, entre otros aspectos, da cuenta que son los recursos de todos los chilenos los que permiten que nuestros atletas compitan en los eventos más importantes del mundo. Y no es suficiente.

Necesitamos que más esfuerzos participen, que más personas y organizaciones colaboren para transformar a Chile en un país donde el deporte deje de ser un privilegio y se haga de verdad inclusivo. Donde la misma pasión que hace vibrar a todos por una Copa América bien ganada, haga gritar a todos los chilenos por una medalla de oro. Donde el respeto y admiración hacia los jugadores de fútbol se haga extensivo a nuestros representantes del alto rendimiento convencional y paralímpico.

Pero también me imagino un país donde la actividad física se instala de forma definitiva como un hábito, como algo permanente y por todo el ciclo de vida. Una ciudadanía participativa en la construcción de más y mejores políticas deportivas y que de una vez se vincule el deporte no sólo a los logros competitivos, sino que también al cumplimiento de metas personales. Quiero ver una política deportiva vinculada a todos los sectores sociales y a todas las condiciones humanas, sin dudas respecto de que el deporte es un derecho.

Que el sedentarismo deje de ser una amenaza para nuestra población. Que seamos capaces de generar los estímulos necesarios para ser más sanos, más alegres, más entusiastas. Un país donde todos cumplan el rol que corresponda. Es una gran carrera.

Chile se deporta al 2080

por Andrés Parra - Sociólogo deportivo, analista de comunidades en Socialmente.

La pirámide demográfica en Chile se va modificando; desde menos nacimientos hacia una mayor esperanza de vida. Sin embargo, las principales causas de mortalidad (accidentes cardiovasculares, hipertensión y diabetes) llaman fuertemente la atención sobre nuestra alimentación y sedentarismo, generando la expectativa de vivir una tercera o cuarta edad en plenitud.

La constitución del Ministerio del Deporte, la realización de eventos deportivos y los logros de nuestros deportistas en diferentes disciplinas durante esta década son la base de una nueva concepción del deporte en Chile, como un motor de desarrollo que nos deporta no sólo hacia una mejor calidad de vida, sino también a la construcción de una nueva identidad nacional, sin temor a la derrota y con un apetito enorme por el triunfo y cambiar la historia.

Serán los propios deportistas quienes impulsen cambios sociales a través de distintos medios, y el Estado chileno deberá adaptarse a esto, ejecutando una política deportiva transversal que involucre a otros ministerios (Cancillería, Obras Públicas, Economía, Salud y Turismo, entre otros), pero particularmente el Ministerio de Educación, el cual deberá velar por la infraestructura deportiva óptima en colegios, aumentando las horas efectivas de actividad física y deporte, así como la constante capacitación de los profesores de educación física.

Los deportistas representarán los valores de este nuevo Chile que se enfrenta de igual a igual a los más notables rivales, llamando la atención de la empresa privada para apoyar a nuestros atletas haciendo uso de nuevos y efectivos mecanismos de franquicias tributarias. A nivel estatal, la consigna es que el gobierno de turno realice, al menos, dos competiciones internacionales y trabaje constantemente para ser sede de diferentes disciplinas deportivas. Además, y en base al rol social que cumple el deporte, se discuten otros temas en relación a los deportistas, como su previsión social y de salud, que permitan consolidar lo que hasta hoy son esfuerzos meramente individuales.

No les parecerá extraño a nuestros hijos y nietos leer La Tercera en 65 años y ver chilenos compitiendo a primer nivel en distintas disciplinas. Pueden parecer proyecciones extremadamente positivas hacia el futuro, pero creo que el deporte le volverá a dar sentido a nuestra sociedad actual, individualista y consumista, y se transformará en objetivo y a la vez motor de nuestro desarrollo.

El cambio del "gen chileno" y los deportistas

por Raúl Ríos - CEO en Clínica Regencell y Banco de Células Madre.

Siempre es bueno plantearse la pregunta. ¿Cómo seremos dentro 10, 15 o 20 años? ¿Qué altura tendrá mi nieto? ¿Qué características tendrán mis bisnietos? Usted, yo, la mayoría seguramente, alguna vez hemos pensado algo así. Incluso los que no son padres, pero sueñan con ese privilegio.

La Tercera, sin embargo, nos invita a una tarea mucho más extensa. Imaginar al chileno de 2080, específicamente al deportista, pensando en todos los cambios genéticos que vamos a experimentar en los próximos 65 años. Es como escribir una novela de ciencia ficción. Pero no se confunda, no construiremos sobre la nada, sino sobre una base de hechos objetivos. El cambio en nuestra alimentación, en nuestras costumbres, conceptos recurrentes de una sociedad que muta constantemente, a la que, en el caso de nuestro país, se le suma también su condición multicultural, debido a la importante penetración de nuevas razas en lo que para esta columna llamaremos el "gen chileno".

La antropometría es un método para estimar la composición corporal de una persona. Cuantifica mediciones de peso y tallas específicas en distintas áreas del cuerpo humano. En otras palabras, ayuda a medir la composición corporal. Hoy, esta prueba se les aplica a recién nacidos o incluso antes, cuando todavía están en el útero de la madre.

Estudios, de hecho, indican hoy que la estatura promedio de un chileno aumenta 1,5 centímetros (aproximadamente) por década. Esto representa un tercio de la mitad de lo que se registra en países desarrollados. Lo bueno es que este país cada vez se acerca más a los índices de estas potencias. De hecho, el déficit de talla en la población infantil se encuentra en franco descenso. El tamaño de un sujeto está determinado por sus genes y su expresión depende de factores ambientales (nutrición, atención sanitaria, control de infecciones, control de natalidad y movilidad poblacional).

En el caso del deportista, obviamente, lo que se busca son individuos mesomórficos, vale decir, cuerpos atléticos y de contextura media (independiente de la estatura), salvo en disciplinas específicas que requieren un tipo de cuerpo ectomórfico (delgado), como las pruebas de fondo. Ya está demostrado que el biotipo promedio del chileno ha mejorado, por ende, también del deportista. Y a raíz de la mezcla con nuevas razas, esta mejoría será todavía mayor dentro de 65 años, por la penetración específica de la raza negra, con todas las capacidades físicas que eso involucra. El gen moreno, además, es predominante en relación al blanco, lo que es fantástico, por sus características especiales.

Si hablamos de los próximos 65 años, hablamos de tres generaciones de chilenos, no necesariamente de deportistas. Sin embargo, la comunicación intercultural de genes que está creciendo en Chile (que todavía no es tan alta, en honor a la verdad) nos llevará, posiblemente, a tener exponentes mucho más aptos a las exigencias deportivas mundiales. Pero insisto, no es sólo un tema de mezcla de razas, sino también de un cambio cultural.

Ahora pregúntese: ¿Cómo será su bisnieto si es deportista? Yo apostaría que mucho más grande que un deportista de esta época.

Fin